Edgar Rentería llegó temprano, la que tendría es tal vez la cita más importante de su vida, la que lo inmortalizará después de su muerte.
Barranquilla le rendía un homenaje único, bautizaba el jueves con su nombre el escenario más grande de los construidos para los Juegos Centroamericanos y del Caribe, el campo de Béisbol de la ciudad.
Lo acompañaba toda su familia, su mamá doña Visitación Erazo que lo sigue viendo como un niño, no obstante tiene 41 años, miraba de reojo la gigantesca estatua de bronce que gobierna la entrada principal al estadio.
La gente enloquecía, Rentería es una celebridad para millares de jóvenes que ven en él a una figura a seguir.
La inmensa seda que cubría el monumento se atascó en su cabeza y con un certero tirón de Rentería se descubrió la imagen que congela el batazo con el que el Shortstop le dio el título en grandes ligas al equipo de San Francisco.
Ya lo había hecho en el estadio de los Marlins en Miami el 26 de octubre de 1997 . Rentería junto a cuatro peloteros más son los únicos de la historia del béisbol en haber logrado esta hazaña, coronar solitarios dos veces a dos equipos distintos en el exigente mundo del béisbol profesional de los Estados Unidos.
Edgar Renteria se mueve como un gato, es sereno y elegante, responde con cuidado cada pregunta y en sus casi dos metros de estatura habita una inteligencia racional sorprendente que al final revela cómo pudo lograr lo que de él recuerda el béisbol.
Para alcanzar lo que logró en su momento Rentería, se necesita, entre otras cosas que el corazón palpite a velocidades bajas cuando en sus manos está definir un juego de grades ligas.
Lo volví a ver en Miami, la ciudad donde medio vive porque el resto del tiempo lo pasa en Barranquilla, la semana pasada mientras promocionaba la inauguración del estadio que llevará su nombre en la arenosa.
Allí lo entrevisté para Las2orillas, Rentería estaba eufórico, hablaba más que de costumbre, bromeaba.
Recordó su niñez y la escasez y sobre todo recordó a quienes le ayudaron a llegar a donde está.
Su hermano Edison que además es su descubridor, sus amigos de barrio y su gente de Barranquilla a la que quiere como a la pelota.
“¿Para que homenajes después de muerto? ”, me dice un certero Rentería cuando le digo que en Colombia los nombres de los escenarios son una lápida.
“El estadio de Béisbol de Barranquilla nos permitirá descubrir nuevos Renterías...” afirma este roble que tiene el color del ébano y que espera que este escenario sea una cantera.
Tiene una escuela de niños en Barranquilla que impulsa el juego de pelota entre comunidades marginadas. "Cuando llegué a los Estados Unidos era raro ver a un colombiano en los equipos de Béisbol, hoy los 'scouts' van a nuestro país dos veces al año a buscar nuevas figuras”, dice Rentería seguro de ser uno de los pioneros de su disciplina en el cotizado mercado de ese país.
El Edgar Rentería es un estadio hecho desde cero, no está remodelado como la mayoría de los escenarios donde se realizarán las justas a las que vienen 36 países de la cuenca a buscar marcas olímpicas con miras a Tokio 2020.
Daniel Noguera, director de los juegos Centroamericanos y quien acompañó a Rentería en su promoción explica que el estadio es un escenario colosal que impulsará aún más el deporte en el caribe, ”una oportunidad para que se realicen amistosos en Barranquilla cuando la serie esté de vacaciones en los Estados Unidos”.
A Rentería lo acompañaba en este momento épico el exembajador de Estados Unidos en Colombia Willian Brownfield, el que habla perfecto español que logró que la MLB (Major League Baseball)) metiera, a pedido del alcalde Alejandro Char, el estadio en el circuito de las grades ligas.
Lo logró y por ello el cuadrangular inaugural lleva su apellido y el del actual embajador Kevin Withaker.
Ese cuadrangular lo juegan Venezuela, Puerto Rico, Colombia y República Dominicana. El primer lanzamiento lo hizo “El Niño” como le llama su mamá y los casi dos millones de habitantes del caribe que vieron crecer a Rentería dándole imagen a Colombia.