Como era de esperarse, al conocerse los ganadores de la primera vuelta presidencial empiezan los ajustes de campaña y de paso, el movimiento de lo que hoy se conoce como "política dinámica", que no es más que una contradicción a los principios ideológicos y éticos de los partidos políticos. En otras palabras, lo que se ha visto es el desesperado corre-corre de los clientelistas de siempre detrás del supuesto favorito para ganar las elecciones, argumentando que sus ideas coinciden con la propuesta de Iván Duque.
Todo partido o movimiento político en cualquier rincón del planeta se construye en base a unas ideas comunes, soportado en una estructura ideológica que marca la diferencia con las demás agrupaciones. Al inicio en la Patria Boba, perdón, en Colombia, se concibió de esta manera. luego, con el paso del tiempo este concepto se marchitó, degenerándose hasta el colmo de confundir sus principios con los de otras colectividades, y todo por el afán de mantenerse en el círculo vicioso que mucho daño ha hecho.
Obvio que esto se traduce en una burla para el pueblo, porque nadie se come el cuento de decir que son posturas programáticas como los "lagartos" quieren hacerle creer, al contrario, se acomodan guiados por su instinto depredador. Aunque este fenómeno camaleónico no sorprende a ningún sensato, los hechos generan repudio popular, así como una profunda decepción ante quienes erróneamente creían que esta vez la sensatez se impondría frente a la injusticia.
No ha transcurrido una semana de haberse efectuado la primera vuelta y en su totalidad la "chusma" se ha trasteado a la tolda donde siempre ha pertenecido, solo que por nepotismo se rasgaban las vestiduras, pero en el fondo siguen siendo conservadores, no de ideas sino del bolsillo, ese que les encanta tenerlo lleno con dineros del pueblo. Ya están en primera fila conservadores, liberales, Cambio Radical, del partido de la U y otros supuestos ‘independientes’ que navegaban entre el mal y el bien.
El famoso discurso independentista de los liberales, quienes durante ocho años se opusieron al uribismo, tildándolo de retrógrado y enemigo de la paz, hoy, son estos mismos personajes quienes salen sin escrúpulo a manifestar que la propuesta del ultraderechista Iván Duque es la viable para el país. Ni siquiera se detuvieron a pensar que esas decisiones terminarían sepultando la poca credibilidad que tenían con sus seguidores. Estaba cantado que el expresidente César Gaviria conduciría a su roja manada a merced del cacique, Uribe Vélez, quien internamente ha resuelto el asunto laboral y futuro político de Simoncito.
Sin embargo, la decepción no es por estos sinvergüenzas vende patria, sino por Humberto De La Calle, que hasta hace unos días se proclamaba defensor de los acuerdos de paz, y que hoy, lamentablemente para sus creyentes, sale con el cuento de que vota en blanco, traduciéndose en un apoyo disimulado al candidato uribista. Al carajo se fueron las tesis del famoso liberalismo que este septuagenario politiquero intentaba vender a la opinión electoral. No hay que olvidar que días atrás este "caballero" ya había mencionado que se sujetaría a lo que dijera el presidente de esa colectividad y para conocer la respuesta no se necesitaba ser adivino.
Pero como estamos de show, faltaba la mierdita que no tapo el gato, Sergio Fajardo, jefe de la inolvidable Coalición Colombia, quien premeditadamente ya tenía una respuesta salomónica y colaborativa a los intereses del "patrón" del Ubérrimo, sin titubear expresó: votaré en blanco. Suficiente para que el pueblo entienda de una vez que muchos de estos mal llamados líderes se jugaban su propio interés; queda recomprobado que el lema de salvar a Colombia del continuismo y el clientelismo, era una carnada para atrapar despistados que ha propósito fueron más de cuatro millones y medio.
Cientos de ‘dirigentes’ que defendieron los acuerdos de paz y se mostraban como alternativas para salir de la violencia, estos mismos, dicen que articulan pensamiento con el secretario de Álvaro Uribe Vélez, o mejor dicho con, Iván Duque, y todo por el bien del país, cosa más ridícula e insultante a la democracia.
No todo es negativo, la gente también tiene una alternativa para apostarle al cambio, empezar por eliminar las mafias y potenciar a las comunidades vulnerables, anteponiéndose al bienestar de los políticos tradicionales que son los que han buscado cobija aunque mal mirados por la ultraderecha colombiana. Aún nada está escrito, y la sorpresa los puede coger con los calzones abajo. Finalizo con el pensamiento del premio Nobel de paz en 1984, el sudafricano, Desmond Tutu: “si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor”.