Desde hace más de medio siglo Bogotá viene en un proceso que lamentablemente siempre termina igual, solo estudios y nada de metro.
El debate se podría alargar horas y horas encontrando el sinfín de razones que nos han llevado a tan fatídico resultado, cuántos planes maestros, cuantos estudios, cuantos diseños y cuantas licitaciones se han logrado archivar en los anaqueles olvidados en algún lugar de la alcaldía de nuestra amada ciudad.
Sin embargo, este no es el lugar para tener ese debate, yo propongo uno nuevo, el de ponernos de acuerdo con el metro que hoy tenemos y que muy posiblemente se construirá en el mejor de los casos, pero ¿cómo estar de acuerdo cuando la misma coyuntura política nacional nos está llevando a seguir cuestionando un debate de esta envergadura? Claro, como muchas personas tengo mis dudas al respecto de todo el proceso, no solamente del metro elevado sino del metro subterráneo también, aunque este último por lo menos tiene la evidencia de haber realizado el estudio del suelo para su factibilidad y diseño.
Yo propongo que nosotros como bogotanos responsables con nuestra ciudad ayudemos y veamos un panorama más claro al respecto de esta megaobra que para siempre transformará la vida urbana, no solo de los habitantes más cercanos a este sino a los mismos habitantes de toda la ciudad. ¿Cómo creo que se puede poner una ciudad de más de ocho millones de habitantes al respecto de un tema tan polémico? La ciudadanía debe empezar a hacerse preguntas desde ya que en un futuro nos volverán a sacar canas a todos.
Primero, el metro elevado en su primera fase llega a la calle 72 más un sector técnico adicional, la pregunta sería, ¿cómo se va a desarrollar el metro elevado desde este punto hacia el norte de la ciudad?, ¿tendrá el mismo modelo de estaciones que se nos ha propuesto en el resto del trayecto?, ¿cómo pasará por los puentes de la 92?, y la última, ¿qué viene después de la 127?
Y lo segundo es, ¿cuánto tiempo tardará mientras se diseña y construye la fase dos del metro? Aquí es donde la ciudadanía se debe poner de acuerdo, puesto que un metro que llega hasta el centro de la ciudad desde el sur no es precisamente la mejor opción de metro, ya que este seguiría quedando como un sistema complementario a la red de TransMilenio. Con una política seria que realmente entendiera cómo funciona un sistema de transporte para una ciudad como Bogotá, hace mucho tiempo se hubiera realizado una red de metros y el sistema complementario sería TransMilenio.
Estos dos puntos y todos sus matices pueden empezar a generar una discusión que tendremos en unos años. Entonces, ¿por qué no tenerla ahora? Bien dice el dicho, "¿por qué dejar para mañana lo que se puede hacer hoy?". No pretendo profundizar la polarización política, muy por el contrario, creo que si desde ya como ciudadanos tenemos esta conversación, al próximo alcalde de Bogotá se le hará muchísimo más fácil alinearse con los intereses capitalinos y al final nosotros los de a pie por fin, tal vez, saldremos ganando a futuro.
