Hermanos venezolanos, hoy día las noticias no son las mejores. A principios de semana nos despertamos escuchando el resultado que todos ustedes y nosotros (porque también me incluyo) nerviosamente esperábamos. El sátrapa mayor, Nicolás Maduro, se ha reelegido, en un proceso falaz y antidemocrático que sigue la continua escala de procesos autoritarios y dictatoriales que tienen sumido a su otrora poderoso nación en un miseria.
Las instituciones independientes y la división de poderes no existe, ustedes, la gran mayoría, hoy día, acorralados y desesperados, están en el peor de los mundos. Han emigrado en busca de un mejor destino, han salido desesperados buscando mejor porvenir, han huido de las reprensiones de ese régimen, que detesta, persigue y destruye a quienes piensan y votan distinto. Pero, así, hoy día se vea difícil, todavía hay salida. No hay mal que dure cien años, ni nación que lo resista. Ya ustedes han resistido mucho, pero la luz al final del túnel oscuro está cerca. Fuerza mi gente. Tengan fe, sigan trabajando dignamente. Nosotros, sus vecinos, estamos dispuestos a seguir dando la mano a quienes vienen a trabajar civilizadamente.
Únanse, conviértanse en una sola fuerza.
Es imposible que esa organización criminal enquistada en el Estado venezolano dure eternamente. Nicolás, Diosdado y toda esa camarilla de bandidos y criminales terminarán, tarde o temprano, y yo creo que más temprano que tarde, esposados y juzgados ante tribunales de su país o internacionales.
Ya los abusos y excesos colmaron la paciencia de la comunidad internacional. Son pocos los países que han aceptado los resultados y el proceso electoral de ayer. Eso fue una farsa, y con una farsa no se puede representar a todo un pueblo.
La comunidad internacional está alerta y se tomarán decisiones claves que desestabilizarán ese régimen diabólico.
Hoy los chavistas gozan ante un resultado falso y premeditado desde la hora cero. Esa contienda electoral no existió, es quizás la última victoria pírrica que le queda a esa dictadura.
El hambre y desespero es intenso. Nosotros, quienes los hemos acogido, somos testigos de eso; pero esa hambre y desespero son temporales, como limitados en el tiempo, y así lo dice la historia, son este tipo de dictaduras. Fuerza y fe mi gente. Mucha fe y fortaleza en estos momentos de angustia.
Gloria al bravo pueblo y abajo cadenas, como dice su hermoso himno, que ustedes, pobres en su choza, libertad hoy piden y créanme que la opresión está en estado de coma.
Griten con brío: “muera la opresión”.
