Cuando quiero comparar a Colombia con algún referente miro a Uruguay. Es un ejemplo alcanzable, imperfecto y real. Cuando escucho al Pepe Mujica, que tanto ha apoyado nuestro proceso de paz, encuentro a un tipo esencialmente honesto, con metidas de pata, no exento de paradojas.
Fue el mayor crítico del consumismo, le habló fuerte a los gobiernos y de manera dulce a los jóvenes sobre la felicidad que no se compra, pero año tras año incrementó el producto interno bruto aumentando la capacidad del consumo de los uruguayos a tal punto que se compraron tantos autos nuevos como nunca antes. El Pepe conservó su volkswagen fusca celeste y también mantuvo las políticas macroeconómicas, se la jugó por la ampliación de derechos y de las libertades individuales por la que le llovieron críticas de los más godos y elogios de los más progresistas.
Con 60 por ciento de aprobación de su gestión, al despedirse de su gestión, José Mujica dijo sentirse satisfecho porque no traicionó sus principios y porque la presidencia "no pudo herir nuestra humildad, nuestro modo de ver el mundo y la gente".
También reconoció lo que no logró, y su frustración por no alcanzar "educación, educación y más educación" especialmente en el nivel universitario en el interior del país. Al fin de cuentas, fue un peldaño más de un proceso que empezó en el 2005 mediante una coalición de centro izquierda acompañada de una ciudadanía fuerte, movilizada, y que delegó en Tabaré Vásquez el relevo en la actual presidencia.
En este momento de Colombia anhelaba que nos hubiéramos puesto de acuerdo al menos en las buenas intenciones, pero no se pudo; bueno tampoco está mal que haya pluralidad y la ilusión que acompaña a cada una de las candidaturas y, a esta altura, solo espero que el resultado no sea alterado, no quiero que vuelva a perder la gente y que vuelvan a ganar las mafias.
Ojalá sigamos soñando alto, que no es otra cosa que aspirar a un país digno donde se recupere el valor de la vida, el derecho a la vida digna. Ese es el largo camino que espero que, por fin, se inicie con la opción que escojamos para, al menos, llegar al nivel de Uruguay.
(Con información de Sebastián Bandera, de su perfil Aciertos y fracasos, balance de la presidencia de Mujica)