Es aterrador leer este tipo de artículos en donde tal vez para mi concepto, el periodista más importante en la historia de nuestro país Don Juan Gossain describe como el dinero y la ambición le están ganando la partida a un derecho inalienable que tenemos los seres humanos, vivir. Don Juan, no está descubriendo que "el agua moja", a mi entender como lector siento que con su artículo trata de emular lo que el ya fallecido mimo francés Marcel Marceu hizo con su arte, "Gritar en el silencio". Sí, gritos y más gritos, familias desesperadas, madres llorando a sus hijos que fallecieron, no por la enfermedad, no por las balas, no por la edad, sino por la falta de una firma desde la EPS que autorice una operación, un traslado o una medicina. La historia ya la conocemos todos pero la gran mayoría agacha la cabeza ante tragedia que día a día enluta a miles de familias en nuestro país. Fue una vez en que al señor Alvaro Uribe Vélez se le ocurrió la gran idea de proponer una ley en la que supuestamente los colombianos nos beneficiaríamos con una atención medica eficaz y profesional sucediendo entonces todo lo contrario. La Ley 100 se convirtió en la tragedia de miles y en el negocio de pocos; políticos y empresarios unieron fuerzas para hacer de la muerte y el sufrimiento de los menos favorecidos su principal nicho de riqueza. Esto que sucede hoy en mi país, en otro, sería un verdadero escándalo en donde los medios de comunicación arrinconarían a los responsables y obligarían al gobierno a tomar medidas para darle solución a esta barbarie, ¿Dónde están los medios de comunicación?, no pregunto dónde está la justicia por que los inteligentes sabemos la respuesta.
¿Si la justicia está podrida y no tiene la valentía de arremeter contra los criminales no sería acaso el deber del periodismo ejercer control social sobre este tipo de sucesos?
Todos absolutamente todos los medios saben de los vínculos de muchos políticos con el sector de la salud, que muchos de ellos controlan los hospitales, son dueños de IPS y legislan en favor de privados Estoy también seguro que conocen sus nombres, mas sin embargo unos por cobardía y otros por ambición se hacen los de las gafas sin saber que agachar la cabeza los convierte en cómplices de esta cadena de terror.
Quisiera ver algún día a Vicky Dávila o Claudia Gurisatti cuestionando en vivo y en directo al principal responsable de tantas muertes, no lo harán estoy seguro, les conviene más congraciarse con las esferas de poder que velar por el bienestar de toda una sociedad.
Pasan los días y siguen muriendo miles de compatriotas, ¿quién lanzará el próximo grito?, ojala ya no sea en el silencio.
Luis Miguel Rojas Gámez
