Mediante fallo de tutela de primera instancia, el juez noveno administrativo del Circuito de Bogotá Secciòn Segunda, ordenó el reintegro del piloto a Avianca, Jorge Medina vicepresidente nacional de Acdac.
La prepotencia y arrogancia siempre desplegada por Avianca creyendo que todo lo puede cuando se trata de los trabajadores, y este caso de los pilotos que han recurrido al derecho a la huelga, prevalidos de ella, procedió a efectuar procesos disciplinarios arbitrarios desconociendo el debido proceso y las garantías del derecho a la defensa. El Ministerio de Trabajo omitió su intervención en ellos renunciando a su obligación de velar por el debido proceso y las garantías de defensa del trabajador. Se consumaba así, de nuevo, la coincidencia del Mintrabajo con Avianca, no para garantizar los derechos de los trabajadores sino los de la monopólica compañía, pensando que si habían coincidido en lo más: considerar ilegal la huelga por suponer que el transporte aéreo un servicio público esencial, convocar unilateralmente un tribunal de arbitramento obligatorio, negar una huelga parcial, podía apartarse de su obligación legal de participar en los procesos disciplinarios, seguir permitiendo la arbitrariedad de Germán Efromovich, y configurar la masacre laboral y sindical en Acdac.
De confirmarse en segunda instancia este fallo de tutela de primera instancia, se daría lugar a un hecho trascendental para que en Colombia prevalezca el Estado Social de Derecho y no la arbitrariedad y la connivencia entre el estado y las grandes corporaciones. En esta oportunidad, para desconocer derechos y garantías consagradas en la ley, en los progresistas convenios de OIT(87 y 98) y en sus reiteradas recomendaciones al gobierno colombiano de considerar desproporcionados los despidos de trabajadores por atreverse a realizar una huelga para propender por mejoras laborales y sociales.
Este fallo de tutela, y más en este caso de la huelga en Avianca,
constituye una luz de esperanza
en medio de tanta arbitrariedad y adversidad
Este fallo de tutela, y más en este caso de la huelga en Avianca, constituye una luz de esperanza en medio de tanta arbitrariedad y adversidad. Un ejemplo de jueces probos, diferentes de todos aquellos que han estado comprometidos en los escándalos de corrupción del mal llamado fiscal anticorrupción y del cartel de la toga. Esos que nos han llevado, al igual que en la rama legislativa y ejecutiva, a estar inmersos en gigantescos delitos de megacorrupción, y a desconfiar también de la rama judicial configurando la mayor crisis de institucionalidad en la bicentenaria historia republicana del país.
Hay esperanza, y está en las manos de las mayorías de los excluidos en este país, que en la controversia desatada por la campaña presidencial podamos cambiar esta vieja Colombia de guerra y violencia, de élites que solo atienden a sus desbordados e insaciables privilegios y riquezas, por otra Colombia posible de la paz, la honradez, la no discriminación y el trabajo como la única fuente de riqueza. O como dijera nuestro ilustre nobel en "una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra". Esa es la Colombia Humana del candidato presidencial Gustavo Petro. Hay esperanza, como la que despierta este juez de tutela, y se puede refrendar este 27 de mayo.
