Campañas políticas y la mermelada privada

Campañas políticas y la mermelada privada

Por: Hector Diaz Revelo
enero 27, 2014
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Campañas políticas y la mermelada privada

Que un candidato al senado o la cámara de representantes, o a la presidencia en éste país, como lo hacen y lo han hecho la mayoría en los últimos cincuenta o más años, acuda en busca de dinero para su campaña electoral ante las arcas non sanctas de los conglomerados económicos, parece que a nadie le llama la atención.

No llama la atención por ser una inveterada costumbre y sobre todo porque se trata de la manera más descarada de manejar el poder, de tomarse el poder, con lo hilos mágicos de millones de dólares entregados antes, durante y después de las campañas.
En Colombia, está demostrado, que cuando aparece de verdad una persona o una fuerza política, generalmente de izquierda, que haga mella en el juego de intereses de una clase privilegiada se acude a todas las formas de lucha para aniquilar, eliminar, desplazar, masacrar, asesinar, inmolar.

Nadie puede llamarse a engaños. El establecimiento, es decir aquel nicho en donde duermen a pierna tendida unos pocos ricachones en desmedro de los anhelos de las mayorías, cada y cuando ha querido, ha borrado del mapa a sus contendores.

Esa clase privilegiada es la misma que propició el asesinato de Gaitán, de Galán, Álvaro Gómez, Lara Bonilla, Manuel Cepeda, Pardo Leal, Pizarro y Jaramillo, sumados a los cientos de miles de colombianos masacrados por el solo hecho de atreverse a pensar diferente.

Hacer noticia a grandes titulares y con gran despliegue que los narcos, los paras y las gatas financien las campañas políticas, es una forma de desviar la atención de los electores desde los poderosos medios de comunicación.
Se ignora adrede al establecimiento, a los llamados cacaos, pulpos financieros y conglomerados económicos, que también entregan a manos llenas millones de dólares para cosechar billones o trillones en los cuatro años de cada gobierno. Eso es doble moral del establecimiento y de los medios de comunicación.

No otra cosa se concluye cuando Gerardo Reyes en su libro Don Julio Mario, demuestra cómo los políticos hacen cola para recibir los "aportes" de las empresas de Julio Mario Santo Domingo (1), nada menos el dueño de buena parte del país, pues se reparte a Colombia como si fuera un pastel entre Carlos Ardilla Lulle (2), Luis Carlos Sarmiento Angulo (3) y la familia Santos (4) de El Tiempo, sumado a este estilo de financiación de campañas, el gremio criminal de mafiosos y narco paramilitares.

Los medios jamás reparan en lo absurdo y sucio que también resulta entregar el país a manos de los conglomerados económicos, usufructuarios de las medidas económicas que han sumido a las mayorías del país en la más vergonzosa pobreza, con un alto y creciente índice de miseria.
“Su control de la radio así como de una cadena de televisión y el diario El Espectador, le daban una influencia enorme sobre la política del país. Pero su poder político también surgía del gran monto de contribuciones que daba a congresistas y políticos. Algunos analistas pensaban que Julio Mario Santo Domingo era la fuente más importante de financiación de la política colombiana.
… (Irónicamente, Miguel Rodríguez Orejuela, el capo del cartel de Cali, fue grabado durante las elecciones presidenciales del 1994 quejándose de lo pedigüeña que era la campaña del entonces candidato liberal y eventual vencedor Ernesto Samper. ¿Por qué le pedían tanto a él, dijo Rodríguez Orejuela, cuando Santo Domingo aparentemente estaba pagando los gastos de la segunda vuelta de la elección?)”.

Reyes, el periodista, citando a Fernando Londoño Hoyos, el no bien recordado ex ministro de Uribe Vélez, dice que los aportes a la campaña Samper Presidente fueron del orden de 6 millones de dólares del grupo Santo domingo; otros seis millones, del cartel de Cali; de Luis Carlos Sarmiento Angulo, 1.9 millones de dólares; de Carlos Ardila Lulle, un millón y del Grupo Sanford, 800 mil dólares.
Entonces, agrega, "el grupo Santo Domingo también participó como uno de los mayores financiadores de la campaña de Uribe a través de Bavaria S.A. con algo más de 200 millones de pesos". No queda nada más que agregar. Esto es cinismo a secas.

Me refiero a que este dinero, no lo entregan a las campañas por ser o creerse unos benefactores o para decir que con el aporte de dólares defienden la democracia de cartón. La verdad es que el dinero que se mueve, realmente se mueve en torno a las utilidades económicas evidentes y a la defensa de sus intereses políticos en juego. Dinero que se dirige a estigmatizar a cuanto personaje intente incursionar en la política desde las dos orillas, izquierda o derecha, más desde la izquierda, sin su bendición, claro está.

Por eso también en el libro de Santiago Medina, extesorero de la campaña de Samper Pizano a la presidencia, se lee que "cuando una persona puede, sin que llegue a ser motivo del menor cuestionamiento, darle a cualquiera de los candidatos una vez y media, - el doble, el triple o más – de lo que la ley permite gastar en campañas, algo anda mal en el sistema”

Con toda razón cabría pensar que ESE GRUPO O ESA PERSONA TIENE PRESIDENTE PROPIO y que ese presidente y los colaboradores suyos que deben conocer por fuerza de estas relaciones – aportes – pierden por completo su independencia frente a los intereses en juego, obviamente enormes intereses, provenientes de su espléndido benefactor , sostiene Medina.
Presidente propio o senado propio como lo hicieron los paramilitares, esperpento creado a instancias de la clase dominante.

Esto por ejemplo, en el caso de Uribe presidente, obliga a Mauricio Vargas a decir que "...en medio del calor del debate electoral, analistas y políticos han dicho que el país ha asistido a un nuevo Proceso 8.000, esta vez no por la penetración de los carteles del Valle del Cauca en la actividad proselitista, sino por la participación activa, con dinero y amenazas armadas, de los narco paramilitares en esas lides.

Entonces a propósito de la captura de la “gata” la gran prensa de nuevo se ve obligada a decir que "... Hace cuatro años, durante la campaña presidencial no existían investigaciones contra Enilce López. En esa época, una sociedad de la que hace parte su familia, aportó un cheque por cien millones de pesos a la campaña de Álvaro Uribe. Sin embargo, en las calles de algunas poblaciones de la Costa Atlántica su nombre empezaba a ser relacionado con grupos paramilitares y también aparecía mencionada por testigos en algunos expedientes.
Además, en el 2002 la empresaria conocida como ‘La Gata’ ya era vista como una persona clave para arrastrar votos en su región. Ese año, la empresa Uniapuestas –de donde salió el dinero para la campaña de Uribe y que tenía dos años de ser creada– ganó una licitación, por cinco años, para explotar el negocio del chance en el departamento del Atlántico. Y Uribe ahora candidato al Senado calla como callan los medios que le adulan.

De momento, vale decir que tienen el mismo interés quienes aportan a las campañas desde la mafia, como lo tienen los conglomerados económicos, al punto que como en el caso Samper, según lo expresa Reyes en el libro mencionado: " Washington lanzó una cruzada tan implacable como hipócrita contra el presidente Samper para sacarlo del poder que los funcionarios de Clinton – quien también llegó a la gobernación de Arkansas con aportes de un narcotraficante socio de su hermano – estaban furiosos porque Ernesto Samper había sido advertido por ellos y con suficiente anticipación, de que su campaña estaba infiltrada por el narcotráfico”.

Por eso esta situación perturbaba visiblemente al benefactor Santo Domingo, quien trataba de tomar el pulso del gobierno norteamericano a través de su asesor Henry Kissinger. Por eso hoy también sabemos que el grupo a su mando, financia estas campañas a través de sus empresas como Bavaria y otras, como sin duda lo hacen el resto de sus colegas "cacaos", llegando al colmo de que incluso hoy aparecen sus empresas dando dinero a grupos paramilitares. Y nadie dice nada.

"Los tres cacaos Santo Domingo, Ardila Lulle y Sarmiento Angulo, aplaudieron públicamente la decisión y reiteraron su solidaridad con Usted (Samper) y su gobierno”, escribe en su libro Gerardo Reyes corresponsal del Miami Herald a raíz del fallo de la comisión de acusaciones.

Así se protege el establecimiento. Así, los medios esconden verdades. Así mismo, hoy presenciamos el desfile de "benefactores", los supuestos benefactores y la mermelada del presupuesto nacional en la financiación de campañas en nuestra
Empobrecida Colombia, con el coro de defensores no gratuitos de los medios de comunicación.
(1) Julio Mario Santo Domingo es, según la revista Vanity Fair, uno de los hombres más influyentes del mundo, pero según sus críticos podría también clasificar para la galería de los más soberbios. Dueño de Caracol.
(2) Propietario de RCN televisión y radio; y medio centenar de otras empresas.
(3) Banquero, dueño de viejos bancos oficiales como el Popular y del grupo Aval.
(4) Familia dueña del grupo editorial El Tiempo, City TV y otras.

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