El Primero de Mayo es por antonomasia un referente de la lucha de los trabajadores, primero, por una jornada laboral de 8 horas y después, para reivindicar la necesidad de gobiernos de trabajadores.
Con la llegada de la globalización neoliberal se consolidó el aniquilamiento de dichos gobiernos y en su desarrollo se ha visto, tal como lo demuestra Thomas Piketty en su libro El Capital del siglo XXI, cada vez una mayor desigualdad entre ricos y pobres, que pone en evidencia la expropiación en este período de los derechos laborales y sociales, con el fin de satisfacer la voracidad de las grandes corporaciones y el capital financiero, amos y señores del mundo.
A esta perspectiva regresiva de la globalización se suman hoy las implicaciones que sobre el empleo traerá la nueva revolución industrial 4.0 de las tecnologías de la inteligencia artificial, que eliminará millones de empleos rutinarios , repetitivos y fatigantes, como por ejemplo la ausencia de conductores en vehículos autónomos, que hoy al igual que ayer, con la llegada de máquinas y equipos desplazarán la mano de obra, obligando que los trabajadores pongamos muy en alto la lucha por una jornada laboral aún muy inferior a las clásicas 8 horas, tal como ya sucede en algunos países de Europa.
Hoy, en nuestro país, se vienen conociendo estudios y propuestas, tales como el Informe de la Comisión del Gasto, la Agenda Empresarial 2018-2022, las "recomendaciones" de la OCDE en materia fiscal, las propuestas de los candidatos presidenciales del Centro Democrático y Cambio Radical así, entre otras, que coinciden, por supuesto con matices, en varios aspectos sustanciales que constituyen un reto para la nación y los trabajadores, a saber:
Hoy, en nuestro país, se vienen conociendo estudios y propuestas, tales como el Informe de la Comisión del Gasto, la Agenda Empresarial 2018-2022, las "recomendaciones" de la OCDE en materia fiscal, las propuestas de los candidatos presidenciales del Centro Democrático y Cambio Radical así, entre otras, que coinciden, por supuesto con matices, en varios aspectos sustanciales que constituyen un reto para la nación y los trabajadores, a saber:
- Una nueva reforma tributaria estructural, que pretende, bajo el fementido argumento de excesivas tasas, reducir aún más, de las determinadas en las reformas tributarias del 2012 y 2016, el impuesto a las rentas del capital hasta un 25 %. ¿Y con qué se suplirá la disminución en esos ingresos? Pues, todos los estudios y propuestas no lo han ocultado, señalando que habrá incremento en los impuestos a las rentas de trabajo (el salario e ingresos de los trabajadores), gravar las pensiones y un aumento posible del IVA. Es decir, los trabajadores a subsidiar a las grandes corporaciones, el capital financiero y los ricos. Esos sí son los subsidios que les gustan.
- Una nueva reforma pensional que marchite el régimen de prima media y le entregue todos los recursos a los fondos privados, que ya manejan más $220 billones del ahorro de los trabajadores. Aumentar la edad para pensionarse igualando la edad de mujeres y hombres, por lo menos a 62 años, constituyéndose en el mayor atentado contra las mujeres y acentuando la discriminación contra ellas y su condición de doble jornada en el trabajo y en hogar. Determinar el ingreso base de liquidación de la pensión con el promedio salarial de toda la vida laboral o al menos el de los últimos 20 años. Incrementar la cotización del 16 % al 18 %. Desmejorar los regímenes especiales a de pensión de maestros y militares. Es decir, no queda títere con cabeza en esta materia.
- Una nueva reforma laboral, encaminada a flexibilizar aún más el contrato de trabajo, estableciendo la legalización de la tercerización laboral, con lo cual cercenan ingresos laborales y la creación de sindicatos. También han propuesto facilitar aún más el despido de los trabajadores por la vía de reducir la indemnización o estableciendo nuevas conductas flexibles para el despido de los empleados públicos.
- Mayores recursos en salud, aumentando los copagos y cuotas moderadoras, "racionalizar"(léase no prestar) la demanda por servicios médicos, revisar el valor de la UPC y por si fuera poco, arrebatarle al sistema de las cajas de compensación familiar un punto de los cuatro que hoy tienen y que le es insuficiente.
Estas son todas medidas draconianas que solo van encaminadas a descargar la actual crisis económica sobre los hombros de los trabajadores, que por lo demás, la crisis, es producto de la errática política del libre comercio, instaurada desde 1990 y que tantos desastres ha ocasionado tanto a la producción agropecuaria e industrial como al trabajo nacionales.
Todos estos anuncios deben tener una respuesta de los trabajadores y la población en las elecciones presidenciales del 27 de mayo, que no puede ser otra de negarse a respaldar a quienes viene promoviendo estas medidas regresivas.
Y, el Primero de Mayo, mostrar la inconformidad participando de manera pacífica y propositiva en las marchas que en este día realizan las centrales obreras
