La primera pregunta que surge después del arresto, es: ¿quién ordenó y quien autorizó esta operación? El presidente Santos, según la versión oficial, fue informado apenas el día anterior de la ejecución inminente de la orden de captura. Eso es imposible. La DEA es una agencia altamente política, y las operaciones se ejecutan en el marco de procesos de cooperación conjunta contra el crimen organizado. Esta operación en particular, que afecta directamente la implementación de los acuerdos de paz, fue seguramente ejecutada con el conocimiento de la Presidencia desde sus inicios. El momento en que fue anunciada tampoco es fortuito. Las capturas se realizaron precisamente luego del asesinato de los periodistas, cuando estalla la crisis con la disidencia de las Farc en la frontera con el Ecuador.
Santos ha mantenido una mano de hierro sobre todos los asuntos de cooperación extranjera, y no ha cedido ni un ápice, literalmente, en ningún tema de su agenda de paz y su récord de derechos humanos. Una captura sorpresa habría generado una crisis inminente entre la Cancillería, la Fiscalía, la Presidencia, y un choque con la DEA, que evidentemente no se ha producido. Ahora, es muy poco creíble que Santrich sea el único objetivo.
Segundo. ¿Es esta la primera de una serie de capturas contra el Secretariado de las FARC? Las explicaciones oficiales de cómo y desde cuándo se estaba ejecutando esta operación son prácticamente inverosímiles, especialmente si uno las compara con la manera como la DEA proyecta usualmente sus seguimientos a muy largo plazo y con objetivos sobre estructuras completas. Las capturas se realizaron mucho antes de que se hiciera efectivo el envío de la droga, y los capturados operaban más como socios que como cartel.
La DEA siempre va por las cabezas, por las redes enteras, los socios, los canales de operación, los laboratorios, los proveedores y los contactos en Estados Unidos. Hasta ahora tenemos 4 personas conspirando para vender 10 toneladas de cocaína, pero por el volumen del negocio, esa es una vuelta en la que Santrich tuvo que haber usado los canales y los socios de las Farc. ¿Lo hizo sin que el resto de los miembros del Secretariado lo supieran? Si no es así, ¿A quién más han estado siguiendo? ¿Qué papel desempeñó Iván Márquez, cuyo sobrino es uno de los capturados, en este negocio?
Tercero. ¿Estaban informados los demás miembros del Secretariado de las capturas? Las capturas, tremenda coincidencia, se realizan un día después del Congreso en el que la organización hizo seguimiento de las actividades en todos los puntos de concentración, y fue muy sorprendente la reacción calmada y unificada de las Farc frente a este tema.
Durante las horas inmediatamente posteriores a la captura, se especuló que el resto de miembros del Secretariado estaban listos para huir a Cuba o Venezuela, y que estos hechos planteaban una ruptura inminente de la implementación de los acuerdos de paz. Sin embargo, la dirigencia de las Farc planteó una respuesta organizada y cautelosa, distanciándose de Santrich. No se puede olvidar que Santrich junto con Márquez hacen parte de la línea dura de las Farc. Con su captura, la posición de Márquez se debilita sustancialmente. ¿Estaban informados de lo que se venía?
Cuarto. ¿Les aplica la silla vacía? Si la Procuraduría llega a concluir que los demás miembros del Secretariado de las Farc sabían, o encubrieron de alguna manera a Santrich, esto elevaría los hechos a delitos de la organización, lo que significa que toda la colectividad podría terminar siendo sancionada con la pérdida de la personería jurídica, y por tanto, de todas las curules en el Congreso.
Y por último, surgen todas las preguntas sobre el futuro de la jurisdicción de paz, si es que algún día llega a ver la luz. Este caso, en sí mismo, ha planteado toda suerte de cuestiones de interpretación de los acuerdos que no están completamente claras. Para complicarlo todo, el Tribunal Superior de Bogotá acaba de ratificar la competencia de la Fiscalía en el caso. Lo más seguro es que, antes de marcharse, Santos autorice su extradición. Si es así, Santrich terminará respondiendo en calidad de cabecilla no solo por este, sino por todos los demás crímenes pendientes contra las Farc en cortes norteamericanas, pues la amnistía no tiene efecto fuera de Colombia, y la Fiscalía solo necesitará presentar ante el gran jurado en Nueva York la jurisprudencia sentada en el caso de Simón Trinidad.
