Santrich no es las Farc, es simplemente un importante integrante de ese partido político, el que afronta una acusación por parte de la DEA. Obviamente que si es hallado culpable del delito de narcotráfico deberá responder por sus propias actuaciones. Además, su partido, por simple ética, deberá expulsarlo del seno de esa colectividad.
El acuerdo de paz es claro en este tema y el presidente Santos lo recordó ayer, 9 de abril, en declaración ante los medios: “Quien cometa un delito después de la firma del acuerdo final será sometido a la jurisdicción ordinaria por los nuevos delitos cometidos, sin desconocer que se le deben respetar sus derechos y el debido proceso".
En tal virtud, es obvio que el acuerdo de paz no fue firmado entre el Gobierno de Colombia y Santrich, sino entre este y las Farc, sin desconocer a los países garantes como Cuba y Noruega. El acuerdo no está en peligro. "Las Farc han cumplido y lo seguirán haciendo", dijo Iván Márquez esta mañana en conferencia de prensa.
De acuerdo a las declaraciones del fiscal general de la nación, Néstor Humberto Martínez, la justicia norteamericana acusa a Santrich del delito de "conspiración para enviar cocaína a los Estados Unidos". De manera pues que a la luz del derecho él es el directo responsable y por ende el país no puede asumir las consecuencias de sus actos. Por ello, no se puede decir, ni afirmar, ni intuir, que el acuerdo de paz está en peligro.
Ahora, no hay que confundir "conspiración" con "envío de droga". Santrich, según la DEA, pretendía enviar a los Estados Unidos 10 toneladas de cocaína, previo pago de US$15 millones de dólares. Este cargamento en las calles de Nueva York alcanzaría un precio de US$ 320 millones de dólares. Según el fiscal general, la DEA aportó pruebas contundentes, concluyentes e irrefutables que comprometerían a Santrich en los delitos que se le imputan. En este momento, después de su captura, el balón rueda en terrenos de la JEP, de la Corte Suprema de Justicia y del propio presidente Santos quien dijo que no le temblará la mano para autorizar la extradición.
Pero hay algo en las pruebas que para el para el portal libretadeapuntes.com —que dirige el veterano periodista Ricardo Galán— es muy extraño. Según ese espacio periodístico las pruebas electrónicas, documentales y videos que constituyen el acervo probatorio permiten plantear la hipótesis de que se trataría de una trampa que la misma DEA habría planeado, y para tal efecto habría dispuesto de agentes encubiertos a que negociaran la compra de droga con los acusados, especialmente Santrich.
Esta novela apenas comienza, sin embargo, a todas luces ya hay un claro beneficiado. Se trata del Centro Democrático y su candidato a la presidencia, Iván Duque, cuya bandera ha sido principalmente la de acabar con el acuerdo de paz. De ser así, nuevamente en Colombia las Farc —sin proponérselo— se constituirían en el principal motivo para escoger presidente, como ha ocurrido en los últimos 16 años.
Por ahora, Santrich ha entrado en huelga de hambre. Y mientras se decide su suerte no hay que hacer oídos sordos al llamado del presidente Santos a seguir trabajando por conseguir la paz como el mejor legado que se le puede dejar a las nuevas generaciones, sin olvidar que el camino de la paz es largo y tortuoso.
