¿Hipocresía izquierdista sobre el cambio climático?

¿Hipocresía izquierdista sobre el cambio climático?

"Hay que ser coherentes con la crisis ambiental que amenaza la vida en la tierra no solo rechazando la postura de Estado Unidos frente al acuerdo de París"

Por: Ariel Peña González
abril 04, 2018
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¿Hipocresía izquierdista sobre el cambio climático?

El candidato presidencial Gustavo Petro hasta ahora crítica la política petrolera del régimen comunista venezolano, pero durante 19 años de complicidad no dijo una sola palabra: esa actitud es un milagro de la actual campaña electoral colombiana. Además, el exalcalde, quien busca febrilmente el poder, ignora que para salvar el planeta de la crisis ambiental hay que replantear el papel del Estado, las fronteras y los gobiernos, pero continúa en esa posición leninista y anacrónica en donde “salvo el poder todo es ilusión”. De ahí que es un contrasentido tener ambiciones desmedidas en la política y al mismo tiempo proclamar el equilibrio ecológico.

Ahora que existe una tragedia ecológica prácticamente anunciada, con el pozo La Lizama 158 de Ecopetrol, ubicado en el departamento de Santander, Colombia tendrá que revisar y modernizar su política petrolera, pero sin dejarse llevar por la hipocresía de izquierdistas que a veces fungen como ecologistas, pero que lo que les importa es el poder político para dar rienda suelta a sus veleidades, caprichos y apetitos. Entonces, el país de manera diáfana con los gases de efecto invernadero debe cumplir los protocolos del acuerdo de París.

El primero de junio de 2017 el presidente de EE.UU. Donald trump anunció el retiro de su país del acuerdo de París firmado en el 2015, que busca desarrollar un cronograma de reducción de emisión de gases, comprometiendo a 195 Estados. La posición de Estados Unidos es una calamidad para la humanidad en donde se llegue a materializar, ya que la nación americana es después de la China la segunda contaminadora de la atmósfera por los gases de efecto invernadero.

La administración Trump argumentó para tomar esa decisión la protección del empleo en su país, ya que ello acarrearía el cierre de empresas, con la pérdida de 2,7 millones de trabajos. Además, considera asimétrico el nivel de compromiso de China y Europa, lo que pone en desventaja a Estados Unidos, que según la Casa Blanca tiene que hacer más sacrificios para disminuir el calentamiento global. Sin embargo, el retiro norteamericano se concretaría solamente en 3 años.

Algunos defensores de la causa de Trump también plantean que mientras China es el quinto país del mundo con el más alto índice de mortalidad como consecuencia de la polución a la atmósfera, EE.UU. es el octavo con más bajos índices de mortalidad por la polución atmosférica, subrayando que el país asiático es el mayor agente en la emisión de gases de efecto invernadero, con el doble de toneladas de dióxido de carbona emitidas por EE.UU. Por otra parte, funcionarios de la Casa Blanca han dicho que no solo el CO2 produce el calentamiento global, a ello se agrega la deforestación, la formación de las nubes, ciclos oceánicos como los fenómenos del niño y la niña, cambios en el uso agrícola de la tierra, la actividad volcánica y el viento solar, entre otros.

La posición del gobierno norteamericano suscita alarma mundial porque la defensa de la vida en el planeta se pone en riesgo y para no caer en una hecatombe ambiental toda la humanidad orientada por los gobiernos democráticos debe de ser responsable. No obstante, para el caso colombiano salta a la vista la hipocresía de algunas personas y organizaciones que se rasgan las vestiduras con la posición de EEUU, caso del candidato presidencial Gustavo Petro, quien nunca ha condenado los casi 5 millones de barriles de petróleo que ha derramado la guerrilla narco-marxista del Eln en 32 años de voladuras de oleoductos, acompañada en su faena ecocida por las Farc, tomando esas criminales acciones desde el punto de vista marxista-leninista como otra forma de lucha.

A lo anterior hay que agregar que para la toma del poder y con la farsa de la rebelión, las Farc y el Eln han deforestado miles de hectáreas de bosque nativo para sembrar coca, lo cual produce un gigantesco impacto ambiental, pero para el comunismo totalitario lo que importa es el poder político sin interesar que se tengan que gobernar en un desierto o en los mismísimos infiernos, porque los seguidores del bodrio marxista son enfermizos por conquistar la burocracia estatal eternizándose en ella, creyéndose predestinados para someter y humillar al resto de mortales.

Las voladuras de los oleoductos por parte de la narcoguerrilla han causado más derrame de petróleo que el del Golfo de México en abril de 2010 y el Exxon Valdez en Alaska en 1989, lo que nos dice a las claras que el Eln y Las Farc son grandes predadores del medio ambiente, al provocar catástrofes ecológicas de esa magnitud. Atacando la naturaleza se realiza un crimen de lesa humanidad, que desde luego afecta enormemente a la población, convirtiendo a esas bandas armadas en enemigas del planeta, ya que arruinan los ecosistemas y contaminan el agua, la flora y la fauna; sin pasar por alto que las enseñanzas marxistas seguidas por los grupos terroristas son: “ una guía para la acción” y su aplicación práctica también la podemos observar con el crimen ecológico que han producido las voladuras de los oleoductos.

En Colombia frente a la crisis ambiental se tienen criterios selectivos por parte de determinados grupos, porque se mira la paja en el ojo ajeno, pero no se mira la viga en el propio. Se condena con vehemencia el gobierno de Trump, pero no se conoce el repudio a las acciones terroristas ecocidas del Eln y las Farc, tal vez porque esas bandas abrazan los dogmas del marxismo-leninismo, que por su carácter supersticioso con aquello del materialismo histórico y la inevitabilidad engaña a sectores ideológica y conceptualmente atrasados, que no se han atrevido a abrir los ojos, y ver lo que ha significado para la humanidad el engendro criminal y mafioso del comunismo totalitario.

Es absurdo que al exalcalde de Bogotá Gustavo Petro, quien se desgañita hablando del desastre ambiental y proclamando lo verde por encima del cemento, no le conozcamos un pronunciamiento contundente en contra de los ecocidios cometidos por las Farc y el Eln con las voladuras de oleoductos y la deforestación para sembrar coca. Ello significaría que se le da prioridad a las conveniencias políticas antes que a las razones humanas y que todo lo que tiene que ver con el marxismo cultural se mueve en función de atacar los valores occidentales para derrumbar los principios en donde se fundamenta la democracia liberal.

Igual a Petro el Partido Verde, que debería hacer honor a su nombre y que además tiene como candidato presidencial a Sergio Fajardo, no musita con respeto a las acciones antiecológicas de las guerrillas marxistas, como si hacer un pronunciamiento en ese aspecto constituyera un anatema, pero en cambio los verdes en Colombia siguen afiliados al Foro de Sao Paulo, principal padrino político de la corrupción de Odebrecht en Latinoamérica con los exmandatarios brasileños Lula da Silva y Dilma Roussef.

Hay que ser coherentes con la crisis ambiental que amenaza la vida en la tierra no solo rechazando la postura de Estado Unidos frente al acuerdo de París, sino también condenando el terrorismo ecocida practicado por las Farc y el Eln.

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