“Ante las puñaladas del azar, si bien he sangrado, jamás me he postrado”, ese aparte del poema Invictus, utilizado por Nelson Mandela durante su estancia en prisión, parece marcar la vida de José Fabio Cano, quien lleva 11 años tras las rejas condenado a 40 años de cárcel por un crimen que, al parecer, no cometió.
El calvario de este hombre que supera los 55 años de edad empezó el 1 de febrero de 2007 cuando tres hombres fuertemente armados interceptaron y secuestraron durante algunas horas a la presentadora y modelo Carolina Cruz y a quien fuera su pareja de aquel entonces, el actor Daniel Arenas.
Desde ese momento las autoridades se dieron a la tarea de capturar a los culpables del llamado paseo millonario; entre las pesquisas, las investigaciones y los archivos judiciales los investigadores se toparon con la identidad de Cano, un taxista con antecedentes por hurto. La sorpresa de su captura le llegó mientras festejaba sus 45 años.
“Existe una casualidad, es que ese día cumplo años yo. No pensé que mis hermanos me iban a hacer una comida. Cuando me llamaron fue para que me fuera a comer la comida y estaban unas personas en la casa”, comentó José Fabio.
Este hombre quien tiene dificultades para hablar tras los impactos de balas que recibió en un atentado del que fue víctima detalló la forma en que las autoridades lo trataron después de su detención acusado de los delitos de secuestro extorsivo agravado, hurto calificado y concierto para delinquir.
“El fiscal me llama y me dice que le acepte los cargos, y que me quitaban el secuestro y el concierto para delinquir, y que me dejaba el hurto y el porte. Entonces, yo no puede aceptar eso porque yo no fui. Dijo: ‘váyase a la pelea’ y aquí estoy”.
Desde entonces, José Fabio ha pasado sus últimos años de vida encerrado tras los barrotes de la cárcel de Acacias, Meta. Afuera, su compañera sentimental lucha para que su marido recobre la libertad que, según ella, nunca debió perder.
“Yo me pregunto, ¿por qué si una persona no es inocente uno va a golpear mil puertas, va a buscar ayuda de tantas personas, sabiendo que no tiene la verdad en la mano?”, dijo la mujer.
Entre las interminables puertas a las que acudió hubo una, la de Jennifer Morales, abogada que trabaja en el proyecto Inocencia de la Universidad Manuela Beltrán, quien decidió investigar el caso, encontrando en sus pesquisas pruebas que permitirían confirmar la inocencia de José Fabio. La Corte Suprema de Justicia tomando las investigaciones de la abogada decidió revisar el caso.
“En caso de que se admita la revisión y se dé un fallo donde se declare fundada la causal, se puede iniciar de nuevo el juicio, se llevan las pruebas nuevas, que en este caso la declaración de James podría ser absuelto José Fabio de cualquier cargo”, explicó Morales.
James, cuyo nombre completo es James Eduardo Vargas Prieto, es, según sus propias declaraciones, el jefe de la banda que asaltó el vehículo en que se transportaba Carolina Cruz y su exnovio. Este hombre que tiene el alias de Pocholo se enteró de la situación de José Fabio en uno de los pasillos de la cárcel La Modelo donde cumple una condena de 30 años de prisión. Su testimonio es contundente.
“Es injusto que tenga a ese señor inocente, que no tiene nada que ver. El de los hechos soy yo”, expresó Pocholo.
La declaración de James Vargas se convierte en la esperanza de José Fabio de por fin dejar de padecer las inclemencias del encierro y recobrar su libertad y la vida que llevaba junto a su familia. El hombre aprovechó las cámaras en exclusiva del programa Testigo Directo para enviarle un mensaje a la presentadora Carolina Cruz.
“Yo le diría, señorita yo no había sido la persona que le ha robado sus cosas. Que no vaya a ser una persona injusta de condenar a una persona que nada tiene que ver en los hechos”, dijo.
Mientras tanto, la presentadora y su exnovio el actor Daniel Arenas han decidido guardar silencio ante el giro que ha tomado esta historia sacada como de una de las telenovelas en las que Arenas trabaja.
Ahora José Fabio y su familia están a la espera de la decisión que tome la Corte Suprema de Justicia, anhelando que el fallo lo favorezca y pueda recobrar la libertad que perdió por los azares de la vida y los defectos de la justicia colombiana.