“El poder absoluto fue y será siempre la causa de la decadencia y de las desgracias de los pueblos, que tarde o temprano llegan a padecer los mismos reyes” —Barón De Holbach.
El poder obnubila, trastorna, somete la razón y el corazón, lo escabroso, lo deleznable se justifica, la hipocresía y la felonía se convierten en “valores” sombríos, necesarios en su búsqueda y logro.
Los diferentes movimientos políticos, cuyos candidatos visibles aspiran a la presidencia de la República, entraron en estado de nervios, histeria, paranoia y angustia, después de resultado electoral del 11 de marzo, afanosos buscan alianzas entre sí, para garantizar el triunfo a la primera magistratura, en la primera vuelta.
¿Hasta dónde se llegará en procura de este cometido?, ¿se aliarán antagonistas naturales, ofensores y ofendidos?, ¿ideologías y programas políticos contrarios?, ¿qué ofrecimientos, dádivas y promesas se gestarán?, ¿dónde quedarán los furiosos egos y personalismos?, ¿la soberbia, arrogancia y prepotencia que caracteriza a algunos de sus protagonistas?, ¿quiénes tendrán la largueza de ceder en bien de la patria o de la prebenda futura, según el caso?
Así quedaron decantadas las fuerzas de la izquierda y centroizquierda, divididas en tres alianzas: la Coalición Colombia, que decidió ir con Sergio Fajardo como candidato y Claudia López como su fórmula vicepresidencial; la de Humberto de la Calle con Clara López, que une a los liberales con la Alianza Social Independiente; y finalmente, la que ahora lidera Gustavo Petro.
Por su parte, las de centroderecha con el Centro Democrático, con Iván Duque y Martha Lucía Ramírez; Cambio Radical con Germán Vargas Lleras, y otras fuerzas independientes como el Mira, Opción Ciudadana, Alianza Verde.
Mención aparte merece el Partido Conservador, que como pizpireta damisela, impudorosa y coqueta se ofrece al mejor postor, por los barones electorales, sedientos de mermelada, que creen manejarán a sus electores con ciega obediencia, pero olvidan la grave polarización y la fobia a las izquierdas ateas, a la desnaturalización de la familia, el aborto, el matrimonio, gay, la eutanasia, peligro a la propiedad privada, y la admiración al presidente Álvaro Uribe, que sienten las bases “godas” y que les hará escoger a Iván Duque como la mejor opción, por encima de cualquier imposición.
Papel definitivo tendrán los medios de comunicación que tomarán bando y sesgo propio, permeando e influenciando la mente de las masas. Por último diremos que quien asuma el poder deberá tener bolsillos de cristal, como lo decía Enrique Tierno Galván, político, sociólogo y jurista español, toda vez que nuestro pueblo no aguanta mas corrupción.