Viendo que periodistas y analistas que viven en buenos apartamentos han afilado plumas y palabras para escribir por qué es que los pobres somos tan brutos de seguir vontando por nuestros verdugos, tomo la palabra como persona criada en barrio humilde y que aún sigue viviendo en la pobreza para decir por qué no le creemos los pobres a Petro.
Hay tres cosas que resumen el malestar con Petro y sus amigos, trataré de explicarlas. Es claro que por más argumentos y datos y hechos que les demos a uribistas o petristas su tenacidad para aceptar la verdad es impresionante, por tanto no espero convencer ni mucho menos cambiar pareceres, voy dar mi punto de vista y con gusto aceptaré todos los insultos que usted crea conveniente lanzar:
1. Petro no nos ve a los pobres como personas dignas sino como personas que solo merecemos lástima por nuestra miseria.
2. Petro cree que no podemos ser maestros de nada porque somos pobres y subyugados, mientras lo seamos seremos siempre gente sin valor, lo necesitamos a él para salvarnos de ese yugo.
3. Petro cree que somos tan bobos e ignorantes por nuestra miseria que fácil los medios nos manipulan, cuando él llegue al poder él nos abrirá los ojos a los muertos de hambre que no sabemos pensar por nosotros mismos.
Cada vez que Petro habla de los pobres siento ese tufillo de “pobrecitos los pobres, qué pésimo país en el que les ha tocado vivir”. No necesitamos ni su lástima, ni la lástima de su equipo de jovenes y artistas y periodistas y analistas yupis que no saben que es que le maten a su mamá o que le toque sufrir años para conseguir un trabajo bueno, o madrugar apretado en un transmilenio. No usen nuestra miseria para sentirse bien con ustedes mismos, para decirse entre ustedes “qué buenos y justos somos, qué bonitas personas somos”. ¿Quieren hacer algo contundente? Venganse a vivir acá, vengan a comer majada un año y sepan que es vivir de pobre. Ustedes ni siquiera nos escuchan, creen desde su púlpito moral que ya saben lo que necesitamos mejor que nosotros mismos y nosotros sólo debemos aceptar con sumisión la salvación que Petro trae, el dictador, perdón, salvador, que este país necesita.
Y vienen además con el cuento de que porque somos pobres no podemos ser nadie, que sí o sí tenemos que ser más ricos para ser algo, que nosotros nacimos para algo mejor y que ricos y poderosos nos frustran ese sueño. Petro, yo disfruto mucho leyendo y escribiendo, yo no quiero sus riquezas ni sus promesas, ni que llene a la gente de odio y no disfruten las habilidades que tienen porque crean que pueden ser más ricos. Nosotros no necesitamos que nos de dinero, que nos haga ricos pero alienados de nuestra comunidad cómo viven los ricos con los que usted anda, queremos ser maestros en los talentos que tenemos, maestros zapateros, maestros tenderos, maestros profesores, maestros ingenieros, que amemos nuestro arte y lo llevemos a la excelencia, el dinero déjeselo a los oligarcas que usted tanto “odia” pero igual vive entre ellos, ellos le sacan más provecho.
Por último, deje de creer que porque somos pobres somos estúpidos. ¿Cree que no sabemos que los grandes medios manipulan las noticias? ¿Qué el gobierno oculta cifras desfavorables? ¿Qué Uribe es más paraco que motosierra de Castaño? ¿Qué usted fue guerrillero en un grupo que destruyó un palacio de Justicia y no ha sido capaz en toda su campaña de decir la palabra “disculpas Colombia”? Sí, nos manipulan, los poderosos nos clavan, se aprovechan del empleado, se saltan la ley, roban impuestos. Los pobres tampoco somos unos santos, que seamos pobres no quiere decir que seamos gente buena, así su grupito de fanáticos me manden a quemar por lo que acabo de confesar. Somos al igual que usted personas con capacidad de pensamiento crítico, que no es el suficiente eso es seguro, pero que al igual que Theodor Adorno tuvo que agachar la cabeza cuando descubrió que los más humildes tenían conciencia y no eran manipulados por los medios alemanes, así también le pido nos deje de tratar como a burritos que no entienden nada y necesitan de ustedes, los buenos y justos, para entender.
Una Claudia López, que sí ha vivido la pobreza, tiene más idea de lo que en verdad necesitamos, no Petro que a sus 16 años leía a Marx mirando a sus amigos por encima del hombro, como hoy hace con nosotros los pobres. Nos desprecia como Marx despreciaba a los obreros (se las dejo de tarea), nos mira por encima del hombro como a vacas que no saben lo que necesitan, que solo él sabe lo que Colombia debe ser. Fajardo, Mockus, Robledo, nos los conozco pero en sus manos está el futuro del país, cuenten con mi apoyo para derrotar a estos profetas de la calamidad.
