Dentro del debate del tema Gustavo Petro se abre una arista importante en la discusión sobre el papel de los medios de comunicación públicos y privados, y cómo cada uno ha manejado el caso de la destitución.
Como oyente asiduo del programa Mañanas Blu, me sorprendió gratamente que el jueves 16 de enero se abriera el espacio para el debate sobre el papel que los medios de comunicación han tenido en el caso de la destitución de Gustavo Petro. Malo, sin embargo, que la discusión se abriera como consecuencia de la agresión que sufrieron varios periodistas en la Plaza de Bolívar el miércoles 15 del mismo mes, luego del discurso del Alcalde Mayor de Bogotá.
La controversia inició luego de la crónica de Daniela Morales, periodista de Blu enviada a la Plaza de Bolívar, sobre el maltrato que sufrieron varios comunicadores después de que Gustavo Petro atacara a la prensa en su discurso nocturno. Sandra Borda, panelista del programa, abogó por el derecho que tiene Petro por criticar a los medios de comunicación por la forma en que han presentado el caso de la destitución. Posterior a varios argumentos sobre si eso era lo que había dicho el Alcalde de Bogotá, o si en realidad había tenido una actitud incendiaria hacia el periodismo, se abrió la conversación sobre Canal Capital, el canal público de la capital colombiana.
Mi ex jefe en el periódico El Pueblo de Cali, Héctor Riveros, afirma que la forma en que se está manejando Canal Capital por parte de la administración actual, es un delito que se está pasando por alto. A su paso, Héctor Abad, hizo mención a la diferencia entre las características de los medios privados y públicos, y las responsabilidades de cada uno.
Luego de escucharlos a los dos, concluí que el verdadero crimen de Canal Capital no es que en realidad no sea tan incluyente como dice ser, pues en varios programas se hace ‘veto y censura’ a las ideas de derecha que quedan ausentes para un verdadero debate pero que al mismo tiempo le abre una ventana a muchas voces que habían sido acalladas por esas mismas ideas. El asunto más bien se va hacia el lado del ego de Gustavo Petro y la alcahuetería de Hollman Morris.
A pesar de que ahora el Canal Capital sea el espacio donde muchas realidades de los bogotanos que antes eran un tabú en los medios de comunicación puedan ser vistas desde una perspectiva más ‘humana’, el exceso de auto proclamación y propaganda al trabajo de Petro en la ciudad se convierte en el cuerpo del delito del crimen que se comete en ese canal.
No creo que sea apropiado que los canales públicos sean utilizados por los políticos como vitrina para mostrar solamente lo bueno que se hace, sabiendo que en la administración pública se suelen cometer muchos errores y más en una ciudad como Bogotá. La cuestión no se centra en quién maneje Canal Capital, si es de izquierda o derecha, si la administración es fanática de Fidel Castro o super amiga de Álvaro Úribe, pues el verdadero tinte que debe tomar un canal público, es el de mostrar las problemáticas ciudadanas desde todos los puntos de vista pertinentes, puesto que sus televidentes no son una masa homogénea que piensa lo mismo.
Petro y Morris han vuelto a Canal Capital una vitrina de la administración y de su ideología de izquierda a forma de “Venganza”, como hizo referencia Héctor Abad, hacia los medios de comunicación tradicionales, cosa que no es del todo incorrecta porque ya la derecha tiene bastante exposición en los demás canales, sobre todo en los privados, pero que no aporta a un sano debate. Sin embargo, y vuelvo a repetir, el crimen del canal de los bogotanos no es que le haya dado espacio a temáticas que difícilmente se abordarán en los canales privados, de la forma como se hace en los distintos programas.
El ego de Gustavo Petro, y me parece gracioso que otra vez escriba sobre el ego de un político, es dañino para quienes lo rodean, pues volvió al gran proyecto que es Canal Capital en un panfleto televisivo de sus victorias. Me pregunto entonces. ¿dónde mostrará sus derrotas?
Juan Gabriel Vélez
Periodista
Twitter: @Juan_Periodista
