El hombre inventó las cosas más impresionantes vistas hasta ahora; el teléfono, la televisión, el automóvil, la cámara, el cine, la máquina de vapor, la internet y la bombilla, pero también fue quien contó la historia, y todo desde su acomodada perspectiva, ya que en el pasado la palabra “opinar” no existía en el diccionario femenino.
Claro, la inteligencia masculina logró el adelantamiento de nuestro entorno en pocos años con proezas en ingeniería, ciencia y literatura; pero también fue la represión de género que desde siempre existió en todas las comunidades alrededor del mundo, la que derivó a la no inclusión de la mujer en ningún campo de investigación o arte, y por tanto, pocas son las mujeres que registran sus nombres en esos hechos. Antes, ellas solamente eran útiles como administradoras de la casa, cuidadoras de sus hijos y esclavas personales del esposo.
Cronología de la lucha femenina
Fue a penas en la revolución francesa cuando la mujer pudo participar en las marchas por la luchas de clases sociales, antes de eso la movilización femenina no existía. En esa misma época se hicieron las primeras peticiones formales de derechos políticos y ciudadanía para la mujer que hasta ese entonces no la tenía; mientras que a mediados del siglo XIX los movimientos reivindicativos de la mujer tomaron fuerza con la lucha por el sufragio femenino.
En 1909 se celebró por primera vez el día de las mujeres por el partido socialista de Estados Unidos, en tanto que en el año 1910 se proclama al 8 de marzo como día internacional de la mujer teniendo como consignas principales el derecho al voto, a ocupar cargos públicos, al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.
Un evento que marcó la lucha por los derechos de la mujer
El 25 de marzo de 1911 más de 140 jóvenes trabajadoras, la mayoría inmigrantes, murieron en un Incendio en la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York. Este suceso tuvo grandes repercusiones en la legislación laboral de los Estados Unidos, que tuvo que modificar varias de sus normas para contrarrestar las crecientes movilizaciones en rechazo a lo sucedido en Nueva York; además, en las celebraciones posteriores del día internacional de la mujer se enfatizaba en las precarias condiciones laborales que condujeron a este desastre, que sin duda alguna se configuró en un hito para el devenir de las trabajadoras en todo el mundo.
¿Y en Colombia?
Aunque muchas mujeres participaron activamente en las luchas independentistas del país, son muy pocas las que la historia reconoce; Policarpa Salavarrieta y Manuela Beltrán son tal vez quienes tienen mayor participación en la historia Colombiana. Pero fueron muchas las luchadoras de este país que se movilizaron con la mirada atenta del hombre, quien nunca vio eso como natural.
Colombia no ha sido propiamente un líder en inclusión, debido a esto fue uno de los países que más tarde reconoció el voto de la mujer, y no fue sino hasta 1954 cuando una de ellas ocupó un cargo ministerial en el gobierno.
A todos los prejuicios de la sociedad colombiana, se le suma la participación de la iglesia católica, que con sus costumbres tradicionalistas con respecto a los roles femeninos, casi siempre logró revertir cualquier esbozo de inclusión que los movimientos sociales femeninos lograban.
Aunque se ha adelantado mucho, en Colombia se siguen viviendo miles de casos de desigualdad de género, no solamente en las zonas más apartadas de la geografía sino también en las grandes ciudades del país. Noticias sobre agresiones físicas y psicológicas son cada vez más comunes en medios de comunicación.
El panorama aún sigue siendo desalentador, en medio de las dificultades, muchas mujeres hoy en día siguen luchando por obtener los mismos derechos que los hombres. Para todas ellas, mi más enorme respeto; también para las luchadoras de la libertad e igualdad en el mundo, para todas las mujeres asesinadas por la indiferencia que pulula en la sociedad, para todo aquel que ve más allá de sus ojos y cree que una sociedad justa y equitativa es muestra fiel y palpable de evolución, y para las libertarias de corazón que desde cualquier esquina del planeta siguen lanzando flores de esperanza en medio de la tempestad que agobia los días.