El 12 de julio Fabio Andrés Salamanca de 23 años arrasó con su camioneta Audi a un taxi en la calle 26 de Bogotá. Tenía grado tres de alcohol en su sangre. En el choque murieron dos mujeres y el taxista Hollman Cangrejo quedó paralítico para el resto de su vida. Este drama logró el consenso político para endurecer las sanciones para los conductores ebrios. Se unió un grupo de congresistas de los distintos partidos para formular un proyecto de ley con sanciones drásticas. La iniciativa la lideró el senador cristiano Carlos Baena del partido Mira, lo apoyaron John Sudarsky y Jorge Guevara del Partido verde, Carlos Forero y Juan Carlos Vélez del Partido de la U, Daira Galvis de Cambio Radical y Luis Fernando Velasco del Partido Liberal. Para que el proyecto estuviera listo para diciembre, época de gran consumo de alcohol en el país, el Presidente del Senado, Juan Fernando Cristo aceleró el trámite y el 19 de diciembre quedó aprobado.
Esta ley que hacía diez años se había intentado implementar a través de cinco iniciativas fracasadas, se hizo realidad. La ley se estrenó con una multa a Juan José Ramírez quien iba en un Honda Civic a las 11 de la noche sobre la calle 116 con avenida Suba en Bogotá. Ramírez tuvo que asumir la máxima sanción por negarse a presentar la prueba de alcoholemia. Esa amarga noche le costó 28 millones de pesos, 20 días de inmovilización del vehículo y la suspensión o cancelación de la licencia por 25 años.
Después de un mes de estar en vigencia se han hecho más de 2,500 comparendos por conducir en estado de embriaguez. Los resultados que presenta la Dirección de Tránsito y Transporte de la Policía Nacional muestra que se redujeron en un 18% los accidentes de tránsito relacionados con licor durante la época de fin de año. El 24 de diciembre sólo seis conductores ebrios fueron sorprendidos en Bogotá mientras que en la misma fecha del 2012 la cifra fue de 40 personas. Al parecer la ley que ha despertado tanta molestia entre los conductores, ha tenido un efecto contundente y las cifras así lo demuestran pues desde el 19 de diciembre –fecha en la que entro en vigencia la ley- hasta el 6 de enero, hubo una reducción del 81% de infractores respecto al mismo periodo del 2012.
La tabla que determina la multa se basa en los grados de embriaguez que va de 0 a 3 y en la cantidad de veces que el conductor haya cometido la infracción. Por ejemplo, quien sea sorprendido en grado 0 de alcoholemia por primera vez, es decir el menor castigo de la tabla, tendrá que asumir la suspensión de la licencia por un año, multa de 90 salarios mínimos, veinte horas de trabajo comunitario y la inmovilización del vehículo. Además quienes ofrezcan sobornos podrán pagar hasta cuatro años de cárcel. A continuación se muestran todas las posibles sanciones, aunque hay que tener en cuenta que a partir del 1 de enero el valor de las multas subió debido al incremento del salario mínimo:
La ley 1696 (véala aquí) que ha demostrado con cifras la disminución de accidentalidad también ha dado pie para que muchos se quejen de las inconsistencias respecto de la valoración del grado 0, según la tabla diseñada por Medicina Legal. Si se compara con países como Estados Unidos, la medida parecería resultar extrema. Allí es permitido manejar después de haber ingerido una cerveza pues la ley determina que solo después del 0,08% de alcohol la persona es considerada en estado de embriaguez. La manera como se está implementando en Colombia podría llevar a que un alimento, un medicamente homeopático o incluso un producto para la higiene dental, alteren el resultado de la máquina con la que los policías de tránsito hacen el test de alcoholemia.
En principio, los ponentes y autores de la ley pensaron en imponer las multas de acuerdo al valor comercial del vehículo pero resultaba excluyente sí se compara el precio de una moto con el de una tracto mula. Finalmente se llegó al consenso de que serían necesarias multas elevadas para disuadir a las personas de consumir y volverlas sanciones ejemplarizantes. Los dueño de restaurantes y bares han expresado su inconformidad y parecería generalizarse la idea de que la medición del grado cero efectivamente es exagerada. La aplicación en el tiempo permitirá modularla.
