Nos levantamos cansados, nos bañamos para intentar activarnos. Comemos el desayuno con un ojo medio abierto y el otro cerrado. No importa lo que hagamos, comenzamos el día de la peor manera. El sólo hecho de pensar que tareas tendremos pendientes, ya nos produce ganas de dormir. Somos conscientes de que esa es no la manera de empezar el día. Venimos acostumbrados a empezar nuestros días sin energía, desalentados y deseando dormir más. Cabe aclarar que en algunas ocasiones el problema no es el sueño, el problema es la falta de energía. Porque en este mundo construido a través de materia y energía, esta última constituye una fuerza muy grande para cada uno de nosotros. No sólo a través de la energía podemos hacer cualquier actividad, sino que podemos vivir. La energía es vida.
¿Te gustaría sentir más energía? ¿Te molesta levantarte cansado todos los días?
Uno de los aspectos que tienen en común las personas exitosas, las personas que alcanzan sus metas, es que tienen mucha energía. Ellos respiran su sueño y hasta que no lo hagan realidad, no descansan. O cuando se han imaginado a Michael Phelps decir: “Estoy cansado, dormiré dos horas más antes de entrenar”. Esa imagen a nadie le cabe en la cabeza. El sueño o el objetivo deben tener una gran importancia pero si no tenemos la suficiente energía, seguramente no seremos capaces de alcanzarlo. Nos podemos empezar a cuestionar que es lo que se lleva nuestra energía. ¿Para dónde se va esa energía que tanto necesitamos? La mala alimentación, el trabajo y las relaciones son varios ámbitos de la huida de nuestra energía. Todos tenemos el mismo recurso, el tiempo. Sin embargo, no todos lo invertimos igual. Como lo dijo el ilustre Marcel Proust: “El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en tener nuevos ojos”. Porque muchos pensamos que la solución está en lo externo, pero en realidad está dentro de cada uno de nosotros.
Si nos levantáramos llenos de energía, seguramente nuestros días tendrían cambios radicales. Seríamos más felices, más productivos y estaríamos avanzando a pasos de gigante en nuestro sueño. Para empezar, podríamos detectar como está nuestra respiración. ¿De qué manera estamos respirando? Porque nuestro patrón respiratorio está relacionado a nuestras emociones. Cuando estamos tristes, tendemos a respirar más lento y cuando estamos emocionados, cambiamos totalmente la forma de respirar. Si cambiáramos la forma de respirar, en nuestro interior se produciría un cambio en la forma como nos sentimos. Con 5 minutos que le dediquemos a la respiración, podríamos activarnos de tal manera para pasar de un estado pasivo a un estado de acción. Un estado que nos revitalice y nos cambie esa aburrida percepción que nos otorgamos en las mañanas, y que sin duda alguna, va trascendiendo a lo largo del día.
La energía es el combustible que necesitamos. Es indispensable vivir sin ella, muchos objetivos tenemos y muchos de ellos son rechazados y olvidados porque nos da “pereza”. Lo dicho anteriormente es el cliché más grande de nuestros tiempos, una excusa más que se suma a la mente humana. Imparable e intratable pero a la vez perezosa y llena de quejas, así somos y así nos comportamos. No vuelvas a perder grandes momentos por falta de energía, lo mejor sucede cuando uno menos se lo espera. En la situación más común y ordinaria, puede estar la oportunidad más preciada. Empieza con un pequeño cambio en tu respiración y poco a poco verás resultados. No lo dudes, lo mejor está por venir.
