Aunque Gustavo Petro tiene la intención más alta de voto en el departamento, a nosotros los pastusos no se nos olvidan sus palabras populistas y redentoras con las que se ha querido presentar y comparar a Simón Bolívar. Puede que en muchas partes sea un héroe, pero acá el libertador de la Gran Colombia no es más que un gran asesino. No queremos ninguna estatua de ese señor. Es el responsable directo y autor de la llamada ‘Navidad Negra’ de Pasto. El 24 de diciembre de 1822 el pueblo pastuso fue pisoteado por la ira del libertador y su ejército inició un saqueo por tres días, asesinatos de indefensos, robos y otros desmanes; hasta el extremo de destruir, como bárbaros, los libros públicos y los archivos parroquiales, cegando así tan importantes fuentes históricas. No respetaron los templos donde el pueblo pastuso buscó protección.
Ahora el candidato presidencial quiere compararse con este señor y no le sobraron palabras de halago en su visita a nuestra ciudad. En redes sociales aseguró haber llenado la plaza, pero no es cierto: más de la mitad estaba vacía. Y con su grandilocuencia dice ser el próximo libertador del pueblo colombiano, reprimido por la violencia de la guerra entre el Estado, las guerrillas y el narcotráfico. Una vergüenza.
Y aunque Antonio Navarro, compañero de Petro en la guerrilla, sigue siendo el mejor político posesionado en el departamento, hace mucho tiempo que este se alejó del exalcalde de Bogotá, precisamente, por su ego y personalidad aplastante y autoritaria.
No nos dejemos engañar, Gustavo Petro es igual de peligroso que Simón Bolívar.