El 11 de marzo elegiremos a los senadores y representantes que abogarán por nuestro abandonado departamento de Sucre.
Las funciones del Congreso de Colombia están relacionadas con: función constituyente, legislativa, control político y público, judicial, electoral, administrativo y de protocolo. Se organizan por comisiones, por ejemplo hacienda y crédito público —impuestos y contribuciones, exenciones tributarias, régimen monetario— y asuntos relativos a planeación nacional. Temáticas que demandan alto nivel conceptual, criterio y conciencia social.
Ahora bien, entre las características que debería tener un buen legislador destaca: formación, experiencia, representación, capacidad de negociación, trabajo y debatir cada decisión que toma el colectivo. La presentación de proyectos de impacto nacional estará en la agenda de un buen legislador, con independencia y voluntad férrea para hacer discernir al auditorio.
Hablar de un perfil intelectual, social, ciudadano y ético exigiría profesionales altamente calificados con maestrías para abordar los problemas locales, capacidad de sustentación para plantear políticas y proyectos regionales y control de los recursos como si fueran sagrados.
¿Cómo retomar el macroproyecto hidráulico de la Mojana a tono con la perspectiva holandesa y el financiamiento internacional de una zona frágil ambientalmente y de gran potencial agroindustrial, capaz de ser despensa alimentaria saludable del planeta? ¿Cómo erradicar la contaminación de los ríos Cauca y San Jorge por causa de la explotación del oro? ¿Cómo detener las moles de tierra que por esta causa caen al mar, contribuyendo con la subida de su nivel? ¿Cuál de nuestros congresistas recientes se la ha medido a esto?
Transcurren los años y nada pasa, problemáticas invisibles que pasan inadvertidas ante nuestros mal llamados “líderes”, que suben al poder por la compra del voto, sin preparación, experiencia, ética, ni compromiso social.
¿Merecen ser reelectos? La familia García, con Álvaro desde la cárcel, descaradamente impuso a su hermana Teresita y ahora a su sobrina Juliana, ambas sin mérito para sentir el dolor de nuestra tierra. Mario Fernández de la noche a la mañana se eligió senador y sin resultados a la vista impuso a su esposa, cuya experiencia responde a asuntos de la moda. El señor Yahir Acuña impúdicamente reaparece con la candidatura de su esposa, a quien escuché recientemente. Los pírricos resultados muestran falta de ética en la repartición del botín presupuestal y burocrático. Esto por mencionar algunos y algunas candidaturas.
Qué falta de respeto es esta con nuestro departamento. ¿Por qué seguir eligiéndolos?
Sucre podría votar en blanco, para que se sienta una voz de protesta, una respuesta constructiva para salir de la indignación y desafiar las causas que la generan.