Los colombianos llevamos muchos años escuchando rumores sobre distintas actuaciones del expresidente Álvaro Uribe Vélez que merecían alguna investigación o por lo menos aclaraciones más contundentes. Sin embargo, ante la imposibilidad de obtener respuestas claras siempre han surgido dos reacciones frente a esta realidad. La primera por parte de sus numerosos seguidores, es que estas informaciones obedecían a simples calumnias de también sus numerosos detractores, y la segunda de quienes son sus opositores, es el reconocimiento con mucha tristeza y cierta resignación, que el expresidente Uribe ha gozado del mayor efecto teflón en la historia de los políticos colombianos.
Cuando en este país nadie cree en nadie y menos en la justicia, la Corte Suprema ha convertido una denuncia estrella del senador Uribe contra el senador Iván Cepeda por la utilización de falsos testigos en contra de él, en otra por la misma razón, pero contra el expresidente Uribe y anula aquella del susodicho contra Cepeda. Increíble pero cierto. El país no sale de su sorpresa, tanto los que defienden con fe ciega al expresidente como aquellos que siempre han tenido profundas dudas sobre muchos de sus comportamientos en toda su vida pública.
La pregunta de quienes hemos visto que todas las acusaciones que se le han hecho al expresidente o actual senador Uribe, han quedado en nada, es si ahora sí se aclararán muchos temas complejos con los cuales se le ha asociado. Y estos nexos no son de menor calibre porque se trata de posibles vínculos con el paramilitarismo, de la distribución de mermelada para cambiar la Constitución y quedarse un segundo turno en el poder, o de tener historias cercanas con personajes condenados por narcotráfico. Además, jamás se han aclarado temas como el número sin precedente de sus exfuncionarios presos o en el destierro sin que a él personalmente le pasara nada.
La Corte tiene en sus manos una papa caliente
sus resultados serán de todas formas trascendentales,
puede ser el destape de muchos de los grandes males de Colombia
La Corte tiene en sus manos una verdadera papa caliente. El sorprendente resultado que han hecho público, es producto de cuatro años de investigación, de manera que no hay forma de descalificarlo como pretenden los abogados de siempre que se enriquecen a costa de los escándalos de esta sociedad. Pero independientemente de los resultados finales de esta investigación que solo debe hacer la justicia y no los individuos, el impacto ya es de grandes proporciones.
El más evidente es sobre la campaña presidencial del Centro Democrático, en un momento en que sus precandidatos no han logrado llegar a los primeros puestos. Pero también, este escándalo afectará la llegada de sus miembros al Congreso, muchos de ellos con problemas en sus hojas de vida o en la de sus familiares cercanos. Pero hay más. Si el senador y expresidente Uribe pierde su teflón, todos aquellos políticos que se las han arreglado para presentarse como víctimas y han logrado evadir la justicia quedarán al descubierto, lo mismo que los jueces que han congelado las denuncias contra ellos.
Es necesario esperar hasta donde llega la Corte Suprema de Justicia en esta trascendental investigación sobre un tema concreto, la manipulación de testigos, pero como el acusado es nada menos que el político más poderoso del país, sus resultados serán de todas formas trascendentales para el futuro de Colombia. Puede ser el destape de muchos de los grandes males de Colombia como el vínculo de élites al paramilitarismo y aún al narcotráfico, o puede ser la ratificación de que el país no tiene el sistema de justicia que requiere. Pero por el nivel de quien investiga, nada menos que la Corte Suprema de Justicia y por los resultados obtenidos hasta ahora, esa Colombia que demanda un rumbo distinto de nuestra sociedad, tiene sus esperanzas puestas en la rigurosidad y objetividad de estas investigaciones.
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