Continúo con la serie de tres libros que publicó Seguros Bolívar entre uno de los cuales uno se encuentra dedicado la artista bogotana María José Ajona (1973) que empezó sus historias de danza en la Academia Superior de Artes de Bogotá y luego se ha dedicado al difícil y enigmático arte de performance.
Como anota el escritor y curador brasileño André Lepecki: “El problema, sin embargo, es saber algo más. Algo que es esencial y más vital, más difícil y más urgente. El problema es saber cómo las experiencias y las experiencias deben ser contadas…” “Al reunir lo visual con lo sónico, lo corpóreo con lo social, lo escultórico y lo coreográfico, lo situacional y lo duradero, lo performático y lo poético” busca enfrentarse a un arte político.
La verdad es una actriz que necesita público para representar su tema, en el que cada quien puede llegar a distintas conclusiones. Porque además el silencio de la voz es hermético.
Por ejemplo, se le observa recogiendo escombros de una casa destruida en el barrio San Felipe que, después ordena en una bodega en San Victorino. Cada día se hace tatuar el número de pedazos de ruinas que ha ordenado en superficies rectangulares de madera. El conteo de fragmentos llegó al número 13 206 porque ladrones irrumpieron en su trabajo. Se llamó Piel de tigre porque ella retomó un texto de Jorge Luis Borges donde el argentino refutó la noción de Kant sobre el tiempo universal.
También a María José Arjona le interesa el sonido del cuerpo donde el lema es: Acúerdate de acordarte, mientras realiza una obra sobre la Violencia, mientras pinta con burbujas de jabón que primero son incoloras pero al impactar pinta de rojo una pared de un cuarto y realiza una franja horizontal que deja una supuesta mancha de sangre que después borra con tiza. La tiza blanca de la memoria.
El trabajo Costelaciones empieza la artista a trabajar con el riesgo y la idea que víctima y victimario se unen en una sola persona mientras camina sobre vasos de vidrio. En una coreografía dramática ilumina sombras, brillos y realiza ruidos en sus desplazamientos. El ruido de la amenaza suena mientras ella camina en cuatro patas durante ocho horas diarias por tres días.
Otro ejemplo donde el peligro se toca con la destreza de los movimientos del cuerpo lo realiza en Croacia cuando un aparato de cuatro brazos y tienen cuchillas al final le sostiene su cuello. Un movimiento puede ser un corte. La quietud es su defensa. El silencio la manera de abstraerse de la situación.
Su simbiosis con los animales es otra paradoja. “Sobre el poder de las imágenes” vestida de cuero negro y con anteojeras de caballo permite que la gente la manipule (como lo realizada la norteamericana en las imágenes con el preso de Abu Grahib) y después cargó durante seis horas los lugares emblemáticos de Nápoles a un lobo disecado que va parado en una carreta.
Más allá lo realiza en un teatro de Bolonia cuando une un traje de contención que tiene treinta correas cerradas por candados. Cada final lleva un punzón que puede herir cualquier parte del cuerpo. Los espectadores reciben 30 llaves con las que tratan de abrir cualquier candado. Esta escena del medioevo dura máximo cuatro horas.
María José Arjona presentará en el Museo de Arte Moderno de Bogotá 5 performance del 11 al 27 de abril. Con ella intervienen también 12 personas. Las presentaciones serán de 10 a. m. a 1 p. m. y de 2 p. m. a 5 p. m.