Liderar es una misión loable, digna de valorar, por el empeño y la dedicación, voluntaria, de quienes asumen la tareas y responsabilidad de consolidación masiva. La efectividad del liderazgo depende de la capacidad en conocimiento e información de quien lo ejerce, complementado con experiencia, confianza y apoyos colectivos. Los líderes surgen de las necesidades, algunos con condiciones innatas, otros con formaciones académicas. Sin embargo, lo primordial en los líderes es la vocación de servir, ya sea en las oportunidades emergentes o en las ocasionales.
Un líder es la persona que dirige, orienta, educa, proyecta y programa acciones y operaciones pertinentes, en procura de resultados positivos, en los objetivos que se persiguen. Por eso, liderar en solitario, sin apoyo y confianza, es como escalar las colinas con patines y remar en el desierto. Algunas veces se puede con la ayuda de Dios tener éxito como el ejemplar de imitar entre David y Goliat, donde predomina la suerte o ayuda divina en el juego de alto riesgo. No obstante, las frustraciones son amargas para los líderes que sueñan y no cuentan con apoyo; aunque la fe los curte, sin rendirse, persistiendo para lograr las metas de bienestar.
La confiabilidad en nosotros y vosotros es escasa o ausente por el predominio de las dudas que esquivan, fraccionan, opacan y oscurecen. Donde no haya confianza y apoyo, consecutivo de buena fe, difícilmente se puede liderar, así no existan tachas de antecedentes y defraudaciones negativas. Muchos queremos liderar proyectos necesarios para remediar, resolver y prosperar; pero no se materializan por ausencia de apoyos y escasez de confianza. La desconfianza nos atrofia, congela y dispersa. De hecho, Colombia es una nación con alto grado de desconfianza (95%), comparativamente, como otros países en desarrollo, como: China, Japón, Dinamarca, Alemania, Holanda Israel, E.E.U.U, Brasil, entre otros con grado de desconfianza por debajo del 35%.
El liderazgo se sujeta a las acciones y operaciones de afianciamiento y defensa de intereses y derechos. De ahí que tengamos líderes benignos y malignos, de acuerdo a los objetivos que giran y dirigen; fácil de diferenciar. Los cabecillas de las organizaciones criminales son líderes, como también son: los cultores, directores, maestros, pastores cristianos, credo o secta religiosa. Mandatarios, jerarcas, militares, científicos, filósofos, políticos, comunitarios y gremiales entre otros. Todos podemos ser líderes de hogar, familias, sociedades, deporte, estudiantil, siempre y cuando, asumamos la responsabilidad y el cumplimiento, de los deberes y obligaciones, que nos asista. No podemos liderar prácticas de asuntos desconocidos. El éxito de los líderes depende de la disciplina, en coherencia con las acciones planificadas.
Los líderes se comportan atentos y comprensivos, expresándose de manera clara y precisa. Procuran mantenerse en calma y la serenidad en circunstancias difíciles. Son recurrentes, prudentes, discreto, tolerantes y a veces silenciosos; esquivando las criticas, difamaciones, saboteos, disociaciones, adulaciones y los sentimientos nocivos; para prevenir el estrés, no descargar energías, ni perder tiempo; dándole importancia a quienes en vez de servir, colaborando y participando; más bien obstruyen y dañan.
Los líderes empíricos se caracterizan por la seriedad, firmeza y eficiencia en gestiones. Se acreditan por los hechos positivos consumados y las experiencias de antecedentes positivos. Algunos aparentan y se presentan en círculos del clientelismo politiqueros como líderes; sin ninguna identidad política ideológica que los referencie, sino que se ofertan como productos o animales, al portador que lo negocie, comprándolo para someterlo a su condición y control, apropiándose la voluntad de elegir a su favor, en cumplimiento de la compra-venta de electores. Los líderes padecemos por falta de apoyo y confianza, para iniciar proyectos de utilidad colectivas. Son insólitos los desprecios y la negativa oportunidad, de servir, para surgir y progresar, con calidad intelectual rezagadas y resignada a la impotencia.
A mis apreciados lectores y seguidores, les manifiesto que quiero seguir sirviendo en la corta vida que me queda. Apóyenme que Dios lo compensará, para liderar, enseñar e inducir; prácticas de liderazgo, por el bienestar y progreso de La Guajira. Me urge estar activo, para mi salud y luchar, por mejorar la precariedad viviente, estimulando, concientizando y motivando a las personas.