A los 27 años, el barranquillero Giovanni Bojanini empezó a padecer la tragedia estética del 70% de los hombres en el mundo. Acababa de graduarse como dermatólogo de la Universidad Javeriana y había decidido buscarle remedio a su calvicie, también conocida como alopecia. Sus investigaciones las empezó a probar en su propia cabeza. Los resultados fueron sorprendentes. Sin cirugía y medicamentos distintos a los convencionales, que pueden tener efectos resultados secundarios, Bojanini empezó a ver renacer pelo sobre su prematura calvicie. Contaba con una fórmula que no solo le dio prestigio, sino que le multiplicó los pacientes hasta fundar una centro especializado, primero en Barranquilla junto a su primo William y luego en el norte de Bogotá.
La expansión ha sido exponencial. Su salto definitivo lo dio en 1990 cuando abrió en Barranquilla, junto a su primo William, el Centro Dermatológico Giovanni Bojanini. Veintisiete años después ha atendido a 90 mil pacientes en las 22 sedes que tiene en Colombia, México, Ecuador, Panamá, Argentina, República Dominicana y Venezuela. Los resultados no solo le han dado prestigio sino dinero hasta para alimentar su costoso gusto por los autos de alta gama, como el McLaren en el que se estrelló el pasado 4 de febrero en la autopista norte, en un accidente en el que una mujer de 73 años quedó muy mal herida.
Las consultas hay que pedirlas con tres meses de anticipación. Las salas de espera siempre están atestadas de gente. De ahí pasan a una sala pequeña en donde un médico los bombardea a punta de preguntas. Media hora después aparece el doctor Bojanini, quien da una atención personalizada a la mayoría de los pacientes. Esta es una de las de las claves de su éxito. La conversación, según testimonio de pacientes, es siempre distendida. Bojanini empieza a tumbar todos los mitos que han acompañado a los orígenes de la calvicie: para él es mentira que usar champú todos los días, que usar gorra no hace daño, que la tintura no afecta para nada, ni mucho menos la mala mano. No, la única razón por la que se cae el pelo es por una enzima que activa la calvicie y que se adquiere genéticamente.
Luego de los primeros implantes, Giovanni Bojanini entrega unas pastillas, que se toman dos veces por semana, las cuales bloquean la enzimas que activan la calvicie en el hombre. Después envía unas lociones, compuestas por más de seis medicamentos para potenciar el efecto. Las lociones se aplican entre 12 y 15 disparos diarios. Dos meses después empieza la mesoterapia, que consiste en inyectar un medicamento en los espacios despoblados de la cabeza. El tratamiento es costoso y toma varios meses. Bojanini ha atendido personalmente más de 60 mil casos en las diferentes sedes. Por sus manos ha pasado la cabeza de Gustavo Petro, Álvaro Uribe y los cantantes Wilfredo Vargas, Peter Majarrés y muchas otras figuras públicas que prefieren mantener en reserva sus nombres.
El Centro Dermatológico se lleva buena parte de los $ 27 mil millones que se invierten en Colombia en tratamientos capilares. El éxito profesional y económico de su consulta le ha dado para alimentar dos de sus gustos predilectos: el golf y los carros de alta gama. Bojanini forma parte del exclusivo grupo de de quienes importan costosas marcas como Bentley y Porsche. Además, contaba con el único Mclaren que había en el país, el cual terminó destruido en el accidente que lo tiene en los titulares de los medios, ya no por su experticia médica, sino por su indisciplina como conductor.