Hay sociedades calientes, tibias y frías.
Creería no equivocarme si afirmo que los países escandinavos son fríos, mientras que Colombia, con diez o quince países más, son calientes, y unos pocos muy calientes. No se habla, obvio, del clima, Se habla de tranquilidad política, ajena a la violencia o intimidación.
No me imagino la gran cantidad de civilizados ciudadanos del primer mundo que deben morderse las uñas para no soltarle tomates podridos a todos aquellos candidatos con mentes torcidas que sólo ofrecen limitaciones a las libertades. Y por culpa de la civilización, dejan los huevos (de la gallina) en casa y ejerciendo el derecho a expresarse libremente ya ven ellos dónde ponen sus gritos.
Soy de los varios que considera que, por el bien de Colombia,
es mil o dos mil veces mejor que esté por ahí el Partido de la rosa
con sus propuestas, antes que la rosa saque sus espinas
Seré uno de los muchos (inmensa mayoría) que considera que no tiene cabida la demagogia barata de las Farc. Resulta muy difícil creer las palabras de Timo cuando lleva toda su vida dedicado al secuestro, la extorsión e intimidación, ligado todo ello al bien fructífero negocio de la cocaína. Sin embargo, soy de los varios que considera que, por el bien de Colombia, es mil o dos mil veces mejor que esté por ahí el Partido de la rosa con sus propuestas, antes que la rosa saque sus espinas y vuelvan a su guerra con ocho o diez mil personas armadas hasta los dientes.
No veo con buenos ojos aquella tiradera de huevos hacia Timo, tiradera de huevos auspiciada por sus más férreos enemigos, y como somos un país caliente, o muy caliente, no sería raro que le echaran un huevo en forma de piedra o que cualquier patriota considere como un acto de justicia sacar su arma de fuego.
Y hablando de…
Y hablando de justicias, inquietante resulta la solución de los directivos de una universidad pontificia en Medellín ante el acoso de unos jóvenes muy machos erectus que acosan a una compañera. En vez de reprender a los acosadores y adoptar medidas contundentes y fuertes, lo que hacen es sugerir con cierta timidez que las mujeres no se vistan como quieran vestirse no vaya a ser que se vean bonitas, y por suerte que no ponen a disposición de las estudiantes unos sobrios burkas en la tienda de la universidad.
Complejo concepto que tiene la iglesia del pecado.