Cuando se presentó la huelga de pilotos de Avianca muchos pensaron que la compañía estaba defendiendo el principio de equidad y protegiendo a sus clientes. Se suponía entonces que la empresa luchaba por mantener los estándares de servicio y la racionalidad en las tarifas frente a los apetitos sindicales desbordados. Sin embargo, hechos posteriores dejan la idea de que la posición adoptada por la compañía fue parte de una estrategia para optimizar operaciones y mejorar la rentabilidad.
Según los medios de prensa durante el conflicto se cancelaron 14 000 vuelos y se afectaron 420 000 pasajeros. Esto mientras el sector hotelero registraba pérdidas cercanas a $15 000 millones y las correspondientes a las agencias de viajes alcanzaban los USD$50 millones. Pero casi nadie se ha detenido a analizar las medidas adoptadas por la línea aérea con motivo del paro, medidas que han continuado a pesar del fin del conflicto laboral y hoy causan impactos negativos sobre regiones enteras.
El aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón, también conocido como Palmaseca, es el más importante del suroccidente. Aunque está ubicado en Palmira sirve a Cali y a múltiples municipios de otros departamentos. El terminal, fue objeto de una reciente renovación y sus instalaciones se complementaron con amplios espacios para el despacho de vuelos internacionales. En materia de área construida el Bonilla Aragón ocupa el segundo lugar entre los aeropuertos nacionales. También cuenta con ayudas tecnológicas de primera línea y envidiables condiciones de aeronavegabilidad.
Pero las cifras de tráfico correspondientes al aeródromo palmirano son motivo de preocupación, y está creciendo la idea de que en el asunto Avianca tiene su cuota de responsabilidad. A lo largo del 2016 el Bonilla Aragón se había consolidado como tercer aeropuerto del país en número de pasajeros, movilizando cinco millones seiscientos mil por año. Sin embargo, tras la huelga el número de sus usuarios estaba disminuyendo palpablemente y la diferencia entre el terminal vallecaucano y el que ocupa el cuarto lugar se había acortado.
El posible vínculo de Avianca con la situación descrita surge de considerar los siguientes elementos:
Durante los días de la huelga Palmaseca fue el aeropuerto que registro la proporción mayor de vuelos cancelados con respecto a las otras ciudades importantes de Colombia. Según el diario Portafolio las operaciones en el caso que nos ocupa habrían caído de 54 a 36 por jornada.
Destinos como Cartagena, Barranquilla y Bucaramanga
solo pueden alcanzarse ahora mediante conexión vía Bogotá
En segundo término, a partir del paro se clausuraron y continúan sin operar, una buena parte de los viajes directos originados en el Bonilla Aragón. Destinos como Cartagena, Barranquilla y Bucaramanga solo pueden alcanzarse ahora mediante conexión vía Bogotá. Lo anterior mientras las frecuencias a otras ciudades, y es el caso de Medellín, se restringieron de manera evidente.
Adicionalmente, versiones insistentes señalan que el aumento de los precios de los pasajes en la región suroccidental fue excesivo, sin relación alguna con los incrementos tarifarios aplicados en otras zonas del territorio nacional.
Para concluir, después de la huelga Avianca viene aplicando una política diferenciada, acaso discriminatoria, en los vuelos internacionales que parten del Bonilla Aragón. En este orden de ideas muchos de los servicios destinados a New York y Madrid, son operados con equipos de las compañías de bajo costo como Evelop Air y Wamos Airlines. Son aviones con fama de incómodos por el exceso de silletería y los pasajeros al parecer no son informados si las tripulaciones tienen las condiciones de entrenamiento propias de Avianca, organización que vende los pasajes. Algo más, según ha trascendido se trataría de aeronaves que no cuentan con sección de negocios o ejecutiva, una circunstancia que obliga a los interesados a viajar hasta Bogotá si desean disfrutar de aquel servicio.
Con motivo de la huelga de pilotos Avianca pidió y obtuvo que se refrendara el reconocimiento a su actividad como servicio público esencial. Este desenlace facilitó a la empresa precipitar el fin del conflicto laboral. Pero el tener la naturaleza de servicio público esencial no es un cheque en blanco; no es una prerrogativa que juegue solamente a favor de una de las partes. Al contrario, existen condiciones explícitas en materia de calidad, homogeneidad y acceso equitativo que el prestador del servicio debe garantizar.
Frente a lo anterior tanto el suroccidente como el país reclaman que las prácticas aludidas sean examinadas por las autoridades competentes, es decir la Aeronáutica Civil y la Superintendencia de Industria y Comercio, cuyos titulares son los doctores Juan Carlos Salazar y Pablo Felipe Robledo.
Necesitamos saber si los métodos adoptados por la compañía aérea durante y después del paro, rompen el principio de simetría que debe cobijar a todos los clientes y usuarios sin distingo. Tenemos derecho a conocer si en las políticas de precios y descuentos se ha presentado algún tipo de abuso de la posición dominante por parte de una organización que detenta más del 60 % del mercado. Como resultado del examen aludido será necesario adoptar correctivos inmediatos, de manera que Avianca, hoy depositada en manos de Germán Efromovich, vuelva a ser esa aerolínea que en el pasado nos hizo sentir orgullosos por ser confiable en todos los sentidos.