Este año las mujeres en Arabia Saudita podrán conducir. ¿Por qué a partir de junio de 2018 y no del próximo jueves?, se preguntarán ustedes queridos lectores con justa razón. Seguramente para hacerse esperar, de esta manera se fortalece la idea de que la decisión resultó complicada. Una cosa es el decreto del misericordioso rey Salmán y otra su implementación. Podrán conducir, okay, ¿me pregunto si les será permitido ver por dónde van? La señora de la imagen actúa un poco a ciegas, con la visión periférica más bien limitada. ¿Se les habilitará un vestuario especial para facilitarles la visibilidad o seguirán expuestas a que el velo, en un movimiento involuntario, acabe por cegarlas del todo? ¿Podrán hacer uso del aire acondicionado si hace calor y de la radio para escuchar noticias? Todas estas inquietudes, absurdas a primera vista, resultan oportunas situadas en el contexto saudí.
Otra cosa: ¿a nombre de quién estará el dichoso carro, figuraran ellas en el contrato del seguro? no, para nada, en ese país no las dejan disponer de cuentas bancarias. Lo más seguro y dadas las restricciones que se les imponen para viajar, es que no puedan ir solas dentro del carro. Lo más probable es que un hombre deberá vigilarlas desde el asiento del copiloto. Increíble, muchas dificultades como vamos viendo para interpretar el decreto, de ahí a que su inicio no sea cuestión de un día para otro. Ya que, aunque suene parecido, no es lo mismo permitir que conduzcan que permitir que se conduzcan. Para lo último, los saudíes tendrían que dar un salto enorme desde la Edad Media, donde viven, a la Contemporánea, desde donde acabamos de leer el artículo…