67 familias seleccionadas en el proyecto de fortalecimiento de emprendedores víctimas del conflicto armado, encabezado por la alcaldía de Cúcuta a través de la Secretaría de Posconflicto y Cultura de Paz, encontraron una nueva ilusión.
El conflicto armado en Norte de Santander silenció miles de vidas en la oscuridad de la muerte, perpetró el dolor y la impotencia en viudas y huérfanos, arrancó la esperanza de una vida tranquila en el campo y silenció inocentes culpables de cargar el abandono del Estado.
Sin embargo, el arcoíris que pintó la alcaldía de Cúcuta solo duró en el primer capítulo, ya que no tuvieron un final feliz en el cuento de hadas que imaginaron cada vez que la secretaria de Posconflicto y Cultura de Paz, Omaira González Vera, enaltecía su voz sobre los aportes del proyecto al emprendimiento, inclusión al mercado formal, autonomía y equiparación de las víctimas.
La ilusión de sembrar un camino de esperanza para sus familias los obligó a despertar y aprender talentos laborales que se convertirían en un salvavidas de supervivencia en la dinámica cucuteña que les abrió sus puertas para recoger los frutos del emprendimiento. Con sus propias manos se esforzaron para construir sus negocios en un presente marcado por los recuerdos del conflicto armado.
El proyecto de emprendimiento para victimas del conflicto armado liderado por la alcaldía de Cúcuta a través de la Secretaría de Posconflicto y Cultura de Paz que abrió convocatoria del 18 al 25 de agosto del 2017 se convirtió en una nueva esperanza para fortalecer y mejorar sus negocios laborales, pero no todo era color rosa como lo pintaba la alcaldía.
La Secretaria de Posconflicto y Cultura de Paz buscaba fortalecer y mejorar las unidades productivas de las familias seleccionadas en el proyecto con valor de $2.500.000 a $3.000.000, representados en equipos y maquinaria necesarios para los negocios.
Un presupuesto que muchos de ellos no tenían en sus bolsillos y que a pesar de su arduo trabajo no disponían.
Los criterios de selección para ser los favorecidos del cuento de hadas que no tendría un final feliz como el de Caperucita Roja eran:
1. Ser víctima del conflicto armado interno, estar incluido en el registro Único de Victimas (RUV)
2. Fotocopia de la cédula de ciudadanía
3. Aprobación mínima por unidad productiva, la suma de $2.500.000.oo
4. No haber recibido indemnización administrativa por parte de la Unidad de Atención y Reparación Integral a las víctimas UARIV, entidades del estado ni cooperantes internacionales
5. Tener una experiencia en la actividad propia del negocio como mínimo de 12 meses
6. La unidad productiva debe estar dentro del municipio San José de Cúcuta
7. La unidad productiva debe desarrollarse en actividades legales
8. Documentos de legalización de la unidad productiva (Si tiene los documentos)
9. Dentro del grupo familiar no debe haber más de un beneficiado con las unidades productivas.
10. Certificados de formación académica complementaria de acuerdo a la actividad/ o compromiso de que tomara la formación de manera continua
11. Contar con la certificación del SENA en formación relacionada a la unidad productiva que se postula al fortalecimiento (Anexar certificados)
12. Evidencias de facturas de compra y venta y/o referencias de los proveedores de los últimos 12 meses (Se pueden aportar)
13. Definición clara de la necesidad de la unidad productiva.
14. Cumplir con los parámetros de visita técnica a la unidad productiva
15. Se tendrá en cuenta los sujetos de reparación colectiva de los barrios Antonia Santos, Cerro Norte, Fedecomunal , Pueblo Rrom (gitanos) y grupos de enfoque diferencial
Tras cumplir con la documentación exigida y capacitaciones aportadas para mejorar el potencial laboral, los favorecidos del proyecto solo esperaron con ansias e ilusión que les entregarán los productos cotizados en un informe entregado a la secretaría de Posconflicto y Cultura de Paz.
No obstante, el 28 de diciembre del año pasado las víctimas seleccionadas en el proyecto fueron entusiasmadas en busca de estrellas, pero salieron estrellados al recibir los implementos de trabajo que solicitaban para empoderar sus negocios.
La decepción no se hizo esperar cuando no les entregaron los equipos solicitados y avalados, según la secretaría de Posconflicto y Cultura de Paz entre $2.500.000 a $3.000.000.
A pesar de la entrega de equipos de peluquería, estética, construcción, papelería, panadería y cocina, entre otros, 25 familias beneficiarias manifiestan su descontento debido a que según ellos no se les dio la totalidad del presupuesto asignado para cada negocio, sino que fueron pañitos de agua tibia.
En un derecho de petición enviado a la Secretaría de Posconflicto y Cultura de Paz, 23 víctimas favorecidas expresan su inconformidad e indignación por el resultado del proyecto.
Para los beneficiarios afectados, la entrega de uno o dos equipos que no cumplen con la cantidad de dinero estipulado en el proyecto, ni con las cotizaciones realizadas por las víctimas emprendedoras demuestra la falta de compromiso de los promotores legales de la convocatoria
“Queremos que cumplan con lo estipulado, prometido y publicado en diferentes medios de comunicación, pues nos sentimos robados, ofendidos y que jugaron con nuestro tiempo y con nuestra dignidad”, se expresa en el derecho de petición que fue presentado en las oficinas de la secretaría de Posconflicto y Cultura de Paz el 5 de enero por 25 beneficiarios afectados.
Según Carolina Peña, beneficiaria del proyecto, buscan expresar sus inconformidades por la falta de compromiso y veracidad de la entrega de equipos de trabajo.
“Una cosa es lo que se publicó en la página oficial de la alcaldía de Cúcuta y otra muy diferente es la que nos entregaron”, expresó Peña.
Con el derecho de petición, los 25 afectados esperan que la Secretaría de Posconflicto y Cultura de Paz cumpla con lo estipulado y prometido en el proyecto de emprendimiento. Mientras tanto, siguen trabajando con empeño y dedicación, el mismo que el conflicto armado de la región no les pudo arrebatar y que les enseñó que hay lobos feroces que se disfrazan de ovejas, diferentes a las de los cuentos de hadas.