¿Hacia dónde estamos (hu)yendo? Caso Australia

¿Hacia dónde estamos (hu)yendo? Caso Australia

¿Por qué muchos terminan arriesgando su carrera profesional para vivir fuera del país prefiriendo cualquier tipo de trabajo al regreso?

Por: Diego Tapias
enero 24, 2018
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¿Hacia dónde estamos (hu)yendo? Caso Australia
Foto: Tooykrub / Shutterstock

Creo en el periodismo genuino y en la necesidad del mismo como pieza clave en la formación de opinión. Sin embargo, celebro la posibilidad de que en estos tiempos los ciudadanos de a pie tengamos acceso a los medios de comunicación no solo como consumidores sino como productores de información y opinión. Mi nota es un llamado a profundizar en el tema de la migración de mano de obra colombiana hacia el exterior. Acá haré referencia a Australia, en particular a Sydney que es la ciudad donde actualmente vivo . Me gustaría, además, que esta nota sea un ejercicio reflexivo acerca de hasta qué punto nuestros problemas (personales y como sociedad) se solucionan viviendo fuera del país, teniendo en cuenta que el hecho de estar viviendo en el extranjero “ganando bien” no necesariamente implica una realización personal y profesional.

Es claro que el inglés es clave en la sociedad moderna, y la oportunidad de aprenderlo o practicarlo en algún país anglohablante es siempre atractiva. Muchos profesionales solicitan visa de estudiante para Australia con la esperanza no solo de aprender el idioma, sino que la experiencia les abra puertas laborales en un futuro. Motivación aparte, ya en Australia para un estudiante latino vivir necesariamente implica trabajar en empleos que en la práctica son para migrantes: aseador, obrero, ayudante de cocina, repartidor, etc; empleos que no requieren una alta capacitación (sin que esto implique que sean sencillos). Conseguir trabajo es relativamente fácil y la dinámica por seis meses o un año interesante.

Lo que viene luego es el dilema de renovar la visa o regresar al país. Actualmente, junto con China, India, Brasil, Corea del Sur, Malasia, Nepal y Tailandia, Colombia tiene una de las tasas más altas de solicitud de visado por renovación o cambio de estátus (estudiante en otra categoría) [1]. Cuando la respuesta a la solicitud es favorable, la dinámica para el estudiante continúa, con la idea de trabajar duro y ahorrar lo más que se pueda. Sin embargo, pasado un tiempo, los cinco años invertidos en una universidad y la verdadera vocación que muchas veces coincide con la profesión empiezan a hacer un llamado de atención.

¿Por qué muchos terminan arriesgando su carrera profesional para vivir fuera del país prefiriendo cualquier tipo de trabajo al regreso? La respuesta que he encontrado es calidad de vida. Acudamos a una de las bases de datos más completas que permiten estimar y comparar el costo de vida en distintas ciudades. La comparación entre Bogotá y Sydney da el siguiente resultado [2]:

You would need around 6,082,736.14Col$ (2,665.48 AUD$) in Sydney to maintain the same standard of life that you can have with 2,000,000.00Col$ in Bogota (assuming you rent in both cities). […] This assumes net earnings (after income tax)*

Es decir, se necesitan prácticamente 2700 dolares australianos (AUD) mensuales para mantener el mismo estilo de vida que en Bogotá se tiene con 2 millones de pesos. De todos mis colegas y amigos profesionales en Colombia, conozco pocos que tengan un trabajo con dicho salario o mayor (cuando tienen trabajo). Mientras que en Sydney el salario mínimo es de $18.3 AUD por hora [2, 3]; es decir, alrededor de 2800 AUD mensuales por mes en un trabajo de ocho horas diarias. Así, económicamente hablando, la vida para una persona que gana el mínimo en Sydney es comparable a la de una persona de estrato medio (y quizás un poco más arriba) en Bogotá.

Visto esto, es comprensible lo atractiva que resulta esta ciudad, aún más si se consideran las múltiples oportunidades que saltan a la vista: conocer otras culturas en una ciudad cosmopólita; contar con un sistema de transporte funcional; percibir tranquilidad y seguridad en las calles; viajar al sudeste asiático; enviar dinero a Colombia que “cuesta menos” ganar, entre otras.

Se reporta que a junio de 2017 habían 10644 colombianos con visa de estudiante en Australia, un 32.1% más que al mismo mes del 2016 [1]. Una tendencia hacia el incremento que se ha mantenido por lo menos en los últimos diez años [5]. Sospecho que esta tendencia está correlacionada con las malas condiciones laborales en Colombia más que con el deseo de aprender inglés. Tomar riesgos siempre es necesario y el espíritu de aventura hace parte de los llamados "millenials", de eso no hay duda. El problema es que pasados los seis meses o el año de experiencia y aventura, se prefiera renovar la visa a regresar al país; y no es precisamente por estar dando lo mejor de uno como "dishwasher".

El hilo del asunto es que para las nuevas generaciones la preparación académica y los títulos universitarios están lejos de garantizar una estabilidad económica y una satisfacción personal. Es un fenómeno global que no solo atañe a Latinoamérica, pero hay un agravante y es que el nuestro es un país pobre que en principio demanda personal capacitado, mano de obra calificada, que aún tiene una economía débil y está lejos de cerrar la brecha en desigualdad [6]. Sabemos que la innovación es necesaria para el crecimiento económico del país. Sin embargo, para que esta se dé se requiere inversión, estímulo, empleos dignos y es justo eso lo que hace falta. Por poner un ejemplo, el organismo encargado a nivel científico de abogar por la innovación es Colciencias, una entidad que desde hace varios años atraviesa terribles crisis políticas y un proceso agudo de desfinanciamiento [7].

En resumidas cuentas, seguiremos lejos de ser un país desarrollado si permitimos que nuestros profesionales salgan a rebuscarse la vida en lo que salga en detrimento de sus habilidades, su creatividad y su potencialidad para hacer de Colombia un país mejor.

* Traducción libre: Se necesita alrededor de 6,082,736.14Col$ (2,665.48AUD$) en Sydney para mantener el mismo estándar de vida que se mantiene en Bogotá con 2,000,000.00Col$ (suponiendo que se paga renta en ambas ciudades). El cálculo asume ganancias netas después de deducir impuestos.

[1] El informe del gobierno de Australia en cuanto a las visas de estudiante, se puede encontrar en https://www.homeaffairs.gov.au/ReportsandPublications/Documents/statistics/student-temp-grad-programme-report-jun-2017.pdf . En el texto este informe se cita dos veces, y las cifras reportadas se encuentran en las páginas 25 y 69. Se recomienda buscar en el informe la palabra “Colombia” para que se vea la relevancia del país en el fenómeno migratorio.

[2] https://www.numbeo.com/cost-of-living/compare_cities.jsp?country1=Colombia&city1=Bogota&country2=Australia&city2=Sydney&amount=2000%2C000.00&displayCurrency=COP

[3] https://www.fairwork.gov.au/how-we-will-help/templates-and-guides/fact-sheets/minimum-workplace-entitlements/minimum-wages

[4] Por deducción de impuestos, es realista considerar un pago de 16.5 AUD la hora. El cual sigue siendo altamente competitivo.

[5] Resulta grato para mí, por razones académicas, citar la siguiente tesis de Doctorado: “Colombian Migrants in Australia: Their Positioning Processes and Identities in Narratives of Lived and Imagined Experience”. Tesis realizada por la doctora colombiana Liana Mercedes Torres Casierra en la Universidad de Sydney . Puede ser consultada en: https://ses.library.usyd.edu.au/handle/2123/16510. Las cifras que tomo están en la página 21.

[6] Este es un punto álgido que es necesario respaldar con cifras actuales. Da la impresión por la columna de este año publicada en el periódico El Tiempo por el director del Departamento de Planeación Nacional, Luis Fernando Mejía, que puede ser consultada aquí: http://www.eltiempo.com/economia/sectores/la-lucha-contra-la-pobreza-esta-dando-resultado-en-colombia-170972 , que todo va de maravilla. Aún si tomamos por cierto los datos que el columnista reporta, una pobreza del 28% y un índice Gini superior al 0.5 en la concentración del ingreso son alarmantes.

[7] https://www.elespectador.com/noticias/ciencia/colciencias-ocho-anos-perdidos-articulo-732942. Consultada el 21 de enero del 2018

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