En respuesta a la exigencia de la Corte Suprema de Justicia que Publicaciones Semana sí está en la obligación de divulgar las fuentes de las noticias, el editorialista del diario El Espectador del domingo pasado (enero 14/18) se va lanza en ristre contra dicha exigencia: “La Corte Suprema de Justicia sigue atacando la libertad de expresión de manera peligrosa...Un fallo reciente, que de convertirse en nueva jurisprudencia desmantelaría la protección al secreto profesional entre periodistas y sus fuentes, está motivado por lógicas absurdas y una visión ridícula de la responsabilidad del periodismo en Colombia…”
Y si bien el editorialista de El Espectador tiene mucha razón en sus apreciaciones que no debe ni puede haber restricción alguna sobre la libertad de prensa, a la Corte Suprema no le falta razón cuando afirma que “la actividad periodística, si bien ostenta el rango constitucional, no es absoluta, por cuanto tal profesión no implica, per se, arrasar con derechos individuales versus la intimidad y el honor”. En ese sentido, “los periodistas no pueden ser censurados ni constreñidos, pero sí están sujetos al régimen de responsabilidad, en caso de faltar a la verdad o de una intromisión injustificada en la vida privada que cause perjuicios a terceros”.
No nos digamos mentiras: si bien la finalidad de los medios es informar, su objetivo es hacer plata. Y la plata se hace creando, formando y manteniendo audiencia. En ocasiones los medios actúan con enorme irresponsabilidad sin medir el daño que pueden causar tanto a la integridad como a la honra de los que son injustamente acusados. El autor de esta nota fue testigo de primera mano de una manifiesta manipulación de una noticia por parte de una connotada cadena radial. EL caso es el siguiente: una falla en los cumplimientos de los protocolos operativos causó el desprendimiento de la cubierta de un evaporador con el consiguiente escape de jugo que ocasionó una deplorable tragedia en la que dos personas perdieron la vida y dos quedaron heridas. En ningún momento se presentó explosión alguna, ni mucho menos incendio. La cadena radial puso en su portal una foto, seguramente pescada de un archivo, de un infernal incendio que llevo a muchos a pensar que toda la fábrica había estallado, con los obvios riesgos para la población.
Ejemplo del abuso de la libertad de prensa son los injustificados ataques
contra el abogado Abelardo De la Espriella
por parte de aquellos que ni pueden tragar el éxito profesional
Otro ejemplo del abuso de la libertad de prensa son los injustificados ataques contra el abogado Abelardo De la Espriella por parte de aquellos que ni pueden tragar el éxito profesional del letrado, ni sus gustos en el vestir. Este columnista ha tenido oportunidad de leer varias de las columnas contra De la Espriella y encuentra que de sustantivo no hay nada: todo es adjetivo, envidia y mala leche. ¿Acaso un abogado penalista puede sobrevivir defendiendo a las ‘Hermanitas de la Caridad’? El mismo De la Espriella afirmaba en una entrevista: “La ética está en defender cualquier causa. Igual que el médico que después de hacer el juramento hipocrático no reciba a un enfermo porque es de una filiación política diferente a la suya, está violando el juramento. El compromiso mío no es con la sociedad, es con la persona que tiene el problema, con su familia. ¿O es que acaso un buen periodista al que invitan a entrevistar a Osama Bin Laden, decide no hacerlo porque es un terrorista? Lo hace, y se gana el Pulitzer con eso”.
La Corte tiene toda la razón: “la actividad periodística, si bien ostenta el rango constitucional, no es absoluta, por cuanto tal profesión no implica, per se, arrasar con derechos individuales versus la intimidad y el honor”.
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Apostilla: Un reciente tuit de Gustavo Petro afirmaba: “A pesar de todas las diferencias invito de nuevo a @sergio_fajardo, a @JERobledo y a @ClaudiaLopez a por encima de racionamientos de corto plazo, aceptar la conformación de la gran coalición progresista que pueda sentar la bases d la paz de Colombia.” En un trino el escritor Héctor Abad Facciolince le respondió al clamor de Petro: “Mejor no aliarse con alguien que no distingue entre razonamiento y racionamiento.” Aunque Petro, al darse cuenta de su burrada, borró su tuit, le debe haber dejado un mal sabor que su ignorancia quedó en pública evidencia.