A qué hora nos llenamos de tantos carteles

A qué hora nos llenamos de tantos carteles

Estos no son de papel, que se pueden quitar y poner, son carteles permeados de corrupción y de personas deshonestas que juegan con la confianza del consumidor

Por: Diana Carolina Abril Giraldo
enero 23, 2018
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
A qué hora nos llenamos de tantos carteles

Hace aproximadamente 40 años se iniciaron los carteles de la droga y el narcotráfico. En aquella época eran dos o tres nada más, los cuales provocaron daños enormes a Colombia, tanto como los que en la actualidad abundan. Posterior a ello, empezaron a crearse una gran cantidad de pirámides, en las que muchas personas invirtieron dinero. Algunos ganaron, otros perdieron sus inversiones, si así se le pueden llamar, por lo que el gobierno debió intervenir y creó una normatividad en contra de dichas captadoras de dinero, gracias al daño que le estaban causando a la sociedad y a la economía colombiana, y obviamente a los dueños de las entidades financieras y los grandes empresarios colombianos.

Años más tarde, se empezaron a ver en los medios escándalos referidos a los llamados carteles: como es el caso del cartel de las devoluciones ilegales del IVA, el cartel de los pañales, el cartel del azúcar, el cartel de los cuadernos, el cartel de los enfermos, el cartel de los medicamentos, el cartel de la política, el cartel de los exámenes, el cartel de la alimentación escolar, el cartel de la toga y sumado a esos carteles, el carrusel de la contratación, entre otros tantos casos de corrupción de los que todos hemos sido en cierta forma víctimas, y ellos “los grandes empresarios”, nuestros victimarios.

Colombia se llenó de carteles y carteles y no precisamente de los que vemos en las calles, que están en todas las ciudades e inundan de publicidad comercial y política, y que el único supuesto daño que causan es la llamada contaminación visual, yo le sumaría otro daño debido a la persuasión ocasionada a las personas para lograr un mayor consumismo, y sí se trata de política, el objetivo es lograr que los votantes escojan en ocasiones pésimas opciones.

Los anteriores carteles no son tan preocupantes, son estos nuevos y grandes carteles que juegan con la economía de cada persona que habita en Colombia, son los que de verdad hacen daño al país y lo desangran. Estos carteles no son de papel, que se pueden quitar y poner, arrugar, cortar y botar a la basura, son carteles permeados de corrupción y de personas deshonestas que juegan con la confianza del consumidor; son carteles que dan asco, carteles que roban a cada uno de los 49.588.205 (ultima población proyectada del DANE). Por ahí existe un adagio, no popular precisamente, que dice, “robar no solo es meter la mano al bolsillo”, ni atracar con un arma, en este caso de los carteles de ahora, las armas vienen con silenciador, se utilizan bajo cuerda, en reuniones privadas, con acuerdos solapados que involucran mucho dinero y que terminan afectando a todos los ciudadanos.

A estos carteles, déjenme contarles, sí les tengo miedo. Sin embargo, cómo se recuperan tantos años de estafa, engaño, por muchas de estas empresas que han jugado con la buena fe, la confianza y han robado tanto dinero a todos, con el que perfectamente se podría haber mejorado la calidad de vida de cada ciudadano, esa deshonestidad da mucha tristeza, en todo caso, la SIC, y las distintas entidades encargadas han sancionado a muchas de estas empresas, aunque muy tarde.

Lo anterior, permite formular algunas preguntas: ¿cómo recuperar la confianza en las empresas comerciales que venden sus bienes o servicios?, ¿cómo creerle a las entidades privadas y públicas que crean alianzas para realizar obras públicas y que terminan convirtiéndose en elefantes blancos y provocan tales desfalcos que deben ser recobrados a través de nuevos impuestos?,  ¿cómo se le puede creer a los dichos “si actúo bien, me va bien”, “al que madruga Dios le ayuda”, “el que no trabaja, no come”?, si se puede observar a otras personas ganándosela fácil, y llenándose los bolsillos a costillas de todos los ciudadanos, mientras nos empobrecemos más trabajando honradamente y obteniendo los recursos de manera legal.

En todo caso, así se trabaje más o se empiece a ganar un mejor salario el dinero se lo llevará alguno de los carteles, o, de cualquier forma, alguna entidad financiera, con sus altas tasas de interés, o entidades recaudadoras de impuestos con sus elevadas tasas, impuestos y contribuciones que en ocasiones son injustas.

En Colombia, las personas que viven en estratos 1, 2, 3 y 4, no viven, ¡sobreviven a toda esa ilógica corruptela! No solo deben cargar con el hecho de vivir esta inseguridad tan terrible en las calles, donde atracan de frente e incluso asesinan, sino también con ese atraco invisible del cual solo a través de los medios de comunicación se puede estar al tanto, y deja sin palabras a más de uno, así se debe aprender a sobrevivir en Colombia, con lo poco que se obtiene legalmente, y con lo mucho que quitan los carteles, los carruseles o el mismo gobierno.

 

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