El próximo 22 de enero vence el plazo para que los partidos y grupos significativos de ciudadanos que postulen candidatos a la presidencia construyan entre sus directivos nacionales sus acuerdos políticos y le informen a la autoridad electoral su voluntad de participar en una consulta interpartidista para escoger la candidatura de coalición para el debate presidencial que se avecina. El 11 de marzo, en la misma fecha de la elección de los integrantes del Congreso de la República en circunscripción nacional y regional, se realizaría esta consulta popular de coalición, que cuenta con financiación estatal y cuyos resultados son imperativos.
En Colombia a partir de 1994, fecha donde por última vez el Partido Liberal unido triunfó en las elecciones presidenciales, han ganado la presidencia coaliciones entre diversos movimientos y partidos políticos. ¿Recuerdan la Gran Alianza por el Cambio, Primero Colombia y la Unidad Nacional?
No obstante, en el tarjetón previo a un proceso democrático, tipo consulta interpartidista, no se ha presentado aún una candidatura unitaria, sino solo en la pasada elección de 2014 en virtud de acuerdos políticos participaron las coaliciones del Polo Democrático con la UP, y la de la Unidad Nacional con Cambio Radical, la U y el Partido Liberal.
En esta ocasión se habla de coaliciones, concertadas y elegidas en las urnas, además de las que sean producto de pactos políticos. Ojalá se dé inicio a este procedimiento democrático, que en la deliberación pública se convertiría en una especie de primarias que coadyuvarían a potenciar las listas de coalición al Congreso de la República y al sistema de gobierno - oposición.
La coalición progresista es la que se ha visto más inclinada a realizar una consulta popular para escoger candidatura unitaria, la integran: Clara López Obregón, Carlos Caicedo y Gustavo Petro. Por su parte, la Coalición Colombia mediante acuerdo político vincula a Sergio Fajardo como su candidato. Cambio Radical, así parezca obvio, hizo coalición con Germán Vargas; el Partido Liberal, en consulta interna, escogió a Humberto de la Calle y pide pista en las anteriores. Finalmente, está también la coalición de derecha que está por definir si se somete a consulta o busca otra manera de ungir candidatura entre Iván Duque, Marta Ramírez y Alejandro Ordóñez. Así se ve en el partidor la carrera presidencial entre quienes piensan en coaliciones que se calculan con más opción en los sondeos de opinión que se han hecho hasta la fecha para la primera vuelta presidencial.
Así algunos, con aire de triunfalismo, con base en las encuestas o en los fenómenos políticos actuales, den por descontados los triunfos en las consultas interpartidistas, le teman al voto castigo o piensen que estas coaliciones se quedan cortas, nada está definido ante el dictamen de las urnas, que de cualquier manera, también garantizan una mayor legitimidad a la candidatura que elija la ciudadanía y le da muchas posibilidades de ganar en la primera vuelta o pasar a la segunda, con mayor opción de unidad de acción con los sectores alternativos. El secreto está en la voluntad y en la decisión política.
De todos modos, con el humo blanco a la consulta interpartidista para la coalición progresista y con la incertidumbre de la coyuntura actual se permitirá compactar una candidatura de coalición. Esto, con el hecho político de vencer la primera consulta interpartidista de este tipo, en el escenario de los posacuerdos de paz, con una campaña solidaria, masiva, entusiasta, con debate público y con participación ciudadana; en donde el propósito sea un pacto nacional para un programa político, realizable, con vocación de poder, liderazgo y permanencia, que sea la bandera para empezar a cambiar juntos este país, con este proyecto político de largo aliento, democrático, transformador, colectivo, más allá de intereses particulares o de grupos, y con la fraternidad que solo traen las apuestas en común, acordadas con coherencia, confianza, esperanza y decencia.