La realidad del país nos muestra nuevamente cómo las políticas neoliberales que a través del tiempo han gobernado siguen atropellando a la clase trabajadora. Somos los colombianos de estratos más bajos los que tenemos que pagar las consecuencias generadas de las malas administraciones de estos gobiernos elitistas. No es de ahora que estamos aguantando todos estos maltratos, es una situación histórica que se viene dando desde la mal llamada independencia de Colombia. El pueblo está cansado, el pueblo ya no resiste un abuso más; abusos que emanados de una legalidad conveniente para la clase pudiente del país le han hecho un daño irreparable a nuestra sociedad, demostrando con esto que las leyes en Colombia solo son para castigar a los más pobres, materialmente hablando, como ha venido sucediendo.
La violación a los derechos humanos por parte de estos gobiernos de tipo neoliberal cada día se hace más notoria. Se ve reflejada en las marcadas brechas que hay en nuestra sociedad, con grandes problemas sociales que dejan ver la injusticia social que por décadas nos ha marcado. En pleno siglo XXI tenemos miles de familias sin un hogar digno, viviendo a las orillas de los ríos y puentes o deambulando por las calles. Además, muchos de nuestros niños desgraciadamente se están muriendo de hambre y no es una situación que solo suceda ahora, ha sucedido todo el tiempo con el silencio absoluto de los medios de comunicación que son cómplices de estas barbaries.
Vivimos en un país donde cada vez más aumentan las cifras de desempleo en el país, cifras que aun siendo maquilladas siguen subiendo. Sin embargo, es peor aún este sistema de salud, regido por la ley 100 del 23 de diciembre de 1993 e impulsado por los mismos que hoy día siguen jodiendo al pueblo, que ha causado y sigue causando más muertes que la misma guerra. La situación ha sido y es compleja.
Sumado a lo anterior tenemos una de las poblaciones más analfabetas del mundo, hecho que pareciera no importarle a la clase dirigente que gobierna. Y aunque la inversión a la educación es irrisoria, cada año su presupuesto es recortado más. Este hecho es coherente viéndolo desde la perspectiva de estos gobiernos elitistas, ya que la educación del pueblo es diferente a la que ellos acceden.
Sin lugar a dudas esto nos lleva ver el trasfondo del asunto, que es lo más conveniente para estos gobiernos, tener un pueblo ignorante y ciego ante sus medidas, un pueblo que no reclame sus derechos, un pueblo que no esté educado. Como decía José Martí “un pueblo de hombres educados, será siempre un pueblo de hombres libres”, hombres libres que no le convienen a estos gobiernos, pues saben que sus atropellos históricos se les acabarían, siendo esto lo que esperamos como ciudadanos críticos de la realidad del país, más aun hoy que vemos la sociedad está despertando y está cansada de las mismas políticas represivas de siempre.
El descaro de estos gobiernos ha sobrepasado los límites. Cada año con sus reformas lastiman al pueblo para tapar los huecos financieros que dejan sus malos manejos a la economía, sus acciones politiqueras y corruptas. Los estratos más bajos son los que se ven ultrajados por estas, siendo un claro ejemplo de ello la reforma tributaria que autoritariamente autorizaron como todas las demás sin tener en cuenta la opinión del pueblo, reforma que golpea las finanzas de los más pobres y absuelve prácticamente a la élite del país y grandes empresas de estos impuestos como ha sucedido históricamente.
Como si fuera poco lo que tiene que soportar la población más vulnerada del país y por ende más trabajadora, su trabajo no es remunerado como debería ser, ya que trabajan arduamente por un salario mísero que no les alcanza para poder subsistir. Este es asignado anualmente en un “circo” montado por las débiles centrales obreras que dicen representar al trabajador, por los gremios empresariales y el gobierno. Siempre termina igual, perjudicando al humilde trabajador, imponiéndole un salario reprochable que no le alcanza para poder subsistir.
Indigna ver cómo los que crean las leyes devengan sumas exorbitantes sin ningún problema, como sucedió en junio del año pasado donde se aumentaron el salario de forma descarada, llegando a ganar $29’814.275 mensuales. Tuvieron un aumento de más de un millón de pesos y seguramente este salario seguirá aumentando, ya que el artículo 187 de nuestra Constitución Política lo avala al decir:
La asignación de los miembros del Congreso se reajustará cada año en proporción igual al promedio ponderado de los cambios ocurridos en la remuneración de los servidores de la administración central, según certificación que para el efecto expida el Contralor General de la República.
El aumento del año pasado seguramente se duplicará y se verá reflejado en el salario de los congresistas. Lo que ganan ellos es una suma inalcanzable para los trabajadores colombianos, ya que haciendo una sumatoria del monto mensual del crecimiento del salario de los trabajadores desde el año 1985 al año 2016 este sería de 1’ 040. 494 de pesos aproximadamente, dejando ver que en 31 años la sumatoria del monto salarial aumentado a los trabajadores es prácticamente la mitad de lo que se le aumentó en un solo año a los congresistas, si lo comparamos con el aumento que se hicieron en el año 2016.
Tenemos la oportunidad de mirar hacia otros horizontes, hablando sobre la política nacional. Llegó la hora de mirar hacia la izquierda, de darle la oportunidad de gobernar a un gobierno de carácter progresista, de darle la oportunidad a este de que haga funcionar sus ideas por primera vez en el ejecutivo del país. No podemos centrarnos en pensar que nos volveremos como Venezuela o Cuba, que nos invadirá el castrochavismo, como dicen los que usan esas falsas propagandas.
El pueblo está engañado y manipulado. Estamos en la olla, no hay nada que perder. Hemos vivido por más de 200 años en medio de un caos social donde las riquezas se las queda una pequeña minoría que siempre ha gobernado, mientras que la mayoría de la población ha vivido históricamente en condiciones deplorables y paupérrimas, sin el saneamiento de sus necesidades básicas, sin una vivienda digna, sin un sistema de salud digno que le garantice su vida, sin una educación de calidad, sin un trabajo digno, en fin sin nada que les garantice un mejor futuro para ellos y sus descendientes.
Es por eso que estamos a puertas de hacer historia y poder empezar a derrumbar este sistema que es el que tanto daño ha hecho, no lo digo yo, la historia misma lo reconoce con hechos. La historia nos ha mostrado cómo a través de todo este tiempo, desde la época de nuestros primeros pasos, como nación hemos sido gobernados por gobiernos de tinte derechistas que solo favorecen a la élite. Los mismos con las mismas como un día dijo el gran Jaime Bateman. Aunque cada cuatro años cambian los nombres, sigue la misma política dañina y mafiosa para el pueblo.
Al mirar la historia reciente vemos unos ejemplos de la política transicional de estos que han gobernado para su misma clase y con sus políticas han aumentado las brechas entre pobre y ricos. Por eso nuevamente recalco y hago el llamado a que hagamos historia y dejemos gobernar nuevas ideas, las ideas progresistas de izquierda. De igual forma, si nos hemos de equivocar, aunque lo dudo, aprenderemos de ello y resistiremos, así como lo hemos hecho por más de 200 años.