1. Anfiteatro de madera vidriosa, propenso al desplome de sus palcos, que se erige en la región Caribe de Colombia, hoy con la intención de endosar jugosos montos pecuniarios a nombre de un interés particular.
2. Rotonda recolectora de unos 5500 millones de pesos, aproximadamente, tendiente a constituirse en una titánica empresa de corte piramidal.
3. Corral en el que unos aficionados toreros capotean con sombrillas, cartones, pasacalles, carretillas y banderas, o cualquier otro elemento ajeno a un capote de verdad, a una fiera de 500 kilos para hacerse acreedores de una minucia de billetes lanzada por un hacendado ganadero desde el palco donde justamente se posa el otro animal.
4. Ruedo donde unos fanáticos toreros son víctimas de las embestidas, cornadas y rebotes de una bestia que deleita a una concurrencia permeada por los influjos sanguinarios de las carnicerías romanas.
5. Encerradero donde una manada de inexpertos jinetes, borrachos por lo general, ofrenda sus corceles a una filosa cornamenta para que destripe sus panzas y rieguen, por salvar su última gota de vida y a propulsión de chorro, una estela de sangre por la arena en la que despavoridos corren y corcovean a causa del intolerable ardor de las cortadas por donde cuelgan sus vísceras pendientes de una tripa conductora aún, y que poco a poco irán regando a retazos según los movimientos del animal, hasta echarse a esperar, ya sin entrañas, sin sistema digestivo y convulsionando, el cese definitivo de su jadeante respiración.
6. Edificación desdeñada por una asociación que se jacta de ejercer apología sobre los animales, haciendo caso omiso de los registros fílmicos recopilados acerca de los descuartizamientos de tan nobles ejemplares, episodios que cada vez son más repudiados por quienes ven en estos retrógrados espectáculos una completa radiografía de los pretéritos contextos medievales.
7. Explanada donde se lidian toros de algunos individuos "tan pobres que lo único que tienen es dinero", premiados de acuerdo con el número de muertos que pesen sobre su ganadería, según la clasificación de buenos que hemos dado a los matreros asesinos y de malos a los que, por el contrario, se exceden de mansedumbre.
8. Redondel que por las noches denota la falta de supervisión de una fuerza pública que no es consecuente con la seguridad de unos habitantes que mediocremente osaron adoptar un corral de palo como patrimonio de sus tercermundistas poblaciones.
