En el Barrio Santa Inés, hasta el 2000, el bazuco era el único comercio que mandaba. El Gran San estaba desde 1998 pero a nadie, en sus cabales, se le ocurriría ir a hacer compras a ese lugar del centro de Bogotá mejor conocido como El cartucho. En esa época era la “Súper Manzana Comercial” pero lo único cierto es que los locales duraban abiertos unos cuantos meses y luego volvían a cerrarse debido a las bajas ventas. Era la primera administración del alcalde Enrique Peñalosa quien le pidió a los comerciantes tener paciencia. Se había creado desde 1999 el Taller de Espacio Público, un proyector que transformaría para siempre ese barrio del centro de la ciudad.
El cambio se dio entre el 2001 y 2003, de la antigua calle transformó el ambiente comercial. No solo las medidas del alcalde Peñalosa ayudaron a los comerciantes sino las ideas y la determinación de Yansen Estupiñan, el gerente del Gran Sanvictorino. A este abogado de 45 años se le ocurrió el Madrugón. Todo comenzó en las Galerías Nariño de la Súper Manzana. Ahí estaban fabricantes de Cucunubá Boyacá y los ecuatorianos indígenas a quienes fue los primeros que convenció de abrir los miércoles y sábado entre 4:00 a.m y 11 a.m Desde ese año los sectores más populares de Bogotá, mayoristas de todas partes del país, y comerciantes de Chile, Bolivia y Perú, llegan hasta Santa Inés arrasan con las prendas que se venden en los 750 locales.
Desde entonces 1.500 marcas ofrecen calzado, ropa interior, ropa formal y todo tipo de jeans para mujeres, hombres y niños. Todas las prendas oscilan entre los $15 y 70 mil, lo que para muchas familias es la opción ideal que se tiene para los estrenos de 24 y 31 de diciembre. Una volqueta para niño puede llegar a valer $10 mil. Es tanta la afluencia de público en épocas decembrinas que le puede dar empleo a más de 80 mil personas y cada local gana a diario cerca de $50 millones.
En localidades como Cazucá, Alquería, Ciudad Bolívar, Fontibón y Fátima no sólo se van a Santa Inés a hacer las compras decembrinas. Familias enteras llegan a arrendar locales o a trabajar en ellos. Alquilar en el Gran San un local les puede costar 500 mil pesos pero lo mejor para ellos es trabajar vendiendo ropa allí: sólo en 24 días de diciembre pueden ganar $8.000.000
Yansen Estupiñan no sólo es el gerente del Gran San. Él ha sido uno de los grandes renovadores de ese sector del Centro. Su labor le valió el reconocimiento en el Consejo de Bogotá. Pasados los 40 años decidió estudiar derecho y en el 2015 consiguió graduarse como abogado de la Universidad Gran Colombia. El nuevo frente de lucha que tuvo ya no fue contra la delincuencia que tradicionalmente caracterizó a San Victorino sino contra los chinos. Desde siempre uno de los lemas del Gran San fue el de “Colombiano compra colombiano”. El 90 % de los productos que allí se venden es de fabricantes nacionales. Incluso, una de las prendas que más se vende son los Jeanes Levanta Colas y anti-celulitis, invención colombiana. Pero desde comienzos del 2011 los comerciantes chinos empezaron a anidarse en ese lugar. En el 2015 los comerciantes nacionales se sentían cercados con la aparición de 17 locales chinos. Competir contra ellos era imposible: llevaban una muestra del jean levanta-colas para su país, la diseñaban igual sólo que costando la mitad del precio. Los chinos vendían con rapidez y se multiplicaban. Sus ventas al final del 2015 ya se contaban en USD$16 millones en ese sector. Ya, a comienzos de 2016, se contaban 44 locales entre la calle 10 y la avenida Jiménez con carrera 10ª y la avenida Caracas. Los levanta-colas los vendían a $12 mil, la mitad de lo que lo vendían en el Gran San.
Los comerciantes de San Victorino se estaban reventando y Yansen lideró varias protestas. En octubre del 2017 la Policía Nacional escuchó las súplicas de los comerciantes y cerró 52 locales en todo el barrio. Entre ellos cayó Jin Weiquang, el capo más duro entre los chinos, quien estaba asentado en ese lugar desde marzo del 2013.
La temporada navideña está explotando. Los madrugones ahora se dan todos los días hasta el 24 de diciembre. Las tiendas se abren a las 3 de la mañana y se cierran a las 12 del día. El Gran San, ya sin la amenaza china parece más próspero y feliz para los comerciantes nacionales.