En los años 90, Güepsa, un pequeño pueblo de Santander ubicado a 4 horas de Bucaramanga, vivió el azote del paramilitarismo que cambió el día a día de las personas. Todos los fines de semana había por lo menos un muerto y la violencia se volvió común. Sin embargo, con la desmovilización de las autodefensas el pueblo pasó por un periodo de calma que dejaría ver otra vez un lugar que creció rodeado de cultivos de caña y trapiches de panela.
Y ese es el escenario que escogió el director de cine Iván Gaona para hacer la mayoría de sus filmaciones. Gaona nació hace 37 años en la casa que toda la gente de Güepsa recuerda como la del profesor Gaona. Vivió hasta los ocho años en el pueblo y se fue para Bucaramanga a terminar el bachillerato y estudiar en la universidad. Sin embargo, cada ocho días volvía para pasar los fines de semana con sus papás que se habían pensionado de la escuela del pueblo.
Luego de graduarse como ingeniero civil de la UIS, Iván Gaona se dedicó al cine y en 2008 fundó junto a su amiga Diana Pérez la productora ‘La banda del carro rojo’. Con ella ha realizado más de cinco cortometrajes y el largometraje Pariente, película que estuvo preseleccionada para representar a Colombia en los Premios Óscar. Todas sus producciones las ha grabado en Güpesa, el lugar que se conoce como la palma de su mano. El trabajo de Gaona ha sido aplaudido y reconocido nacional e internacionalmente no solo por las historias que cuenta, sino por la manera en que representó la relación entre la provincia y el centro del país.
Gaona y la productora 'La banda del carro rojo' siempre han trabajado con actores naturales. El director santandereano es muy crítico del cine colombiano porque, según él, las producciones en el país narran grandes historias y construyen mundos memorables, pero las actuaciones no ayudan y la gente termina por aburrirse viendo las películas. Por eso ha formado una especie de escuela en el pueblo y ha trabajado con la misma gente en muchas de sus producciones. “Nos dedicamos a ensayar bastante antes de empezar a grabar. Es de las cosas más importantes porque la gente termina involucrada emocionalmente con la película y dejan de ser solo actores, se vuelven amigos que se muestran tal y como son frente a la cámara”.
En 2008 filmó Los pájaros negros, su tesis de grado cuando también estudió Cine y Televisión en la Universidad Nacional. Con su corto, Gaona empezó una carrera que siempre tendría a Güepsa como lugar de grabación. Con las filmaciones y la relación que se creó con la gente, la manera de pensar el cine cambió drásticamente en el pueblo.
Después de hacer Pariente, en el 2016, el equipo y la productora decidieron estrenarla primero en el parque principal del pueblo antes que en las carteleras del país. Era como un circo: camiones y carros y carpas se veían por todo lado mientras se hacía la película. Para el estreno las bandas de guerra de la escuela y la policía inauguraron una tarde que se extendería en una fiesta hasta el otro día. Un desfile con los músicos empezó en la entrada del pueblo, a 3 cuadras del parque central, mientras las casas colgaron la bandera de Colombia en las ventanas y puertas para celebrar el trabajo del hijo del profesor Gaona. Casi 3.000 personas sentadas y esperando reconocerse en la pantalla. El ritual del cine y los estrenos se tomó Güepsa: una alfombra roja hecha por la mamá del alcalde, una gala con los actores que usaron sus mejores ropas, y un grupo de música que cerraría la noche para que las personas pudieran bailar y disfrutar del acontecer que puede ser el cine.
“Todo el mundo hablaba y la comentaba en medio de la película. Las escenas no tenían un efecto dramático, más bien parecían un chiste porque la gente sabía que el vecino era el mismo que aparecía en la pantalla maquillado con sangre. Estábamos de fiesta y eso hizo el estreno algo especial. Al otro día incluso nos fuimos un grupo grande a desayunar al mercado central. Fue un cierre armónico. Después de que todos vieron la película en el pueblo cualquier cosa que viniera era ganancia”.
Ahora Iván Gaona se prepara para estrenar ‘Protegidos’, su nueva serie de televisión junto a sus amigos y también productores Miguel Zanguña e Iván Luna. La Agencia Nacional de Televisión —ANTV abrió una convocatoria para presentarla a los canales regionales. La propuesta fue la ganadora y ahora están a la espera de poder estrenarla en 2018. ‘Protegidos’ es la historia de un inspector de policía y un investigador de la Sijín que tienen que investigar varias muertes inexplicables en el pueblo. Los testigos de los hechos creen que se trata de una bruja que merodea el lugar y el inspector de policía convence al de la Sijín para hacer un ritual y así poder cazar a la bruja.
A la gente le parece muy interesante que la serie hable sobre brujas en esta nueva producción. Mientras la productora hacía el casting, le preguntaron a los actores si habían tenido alguna experiencia con el tema y siempre refirieron hechos que les pasaron a ellos, a sus papás o abuelos. “Eso es parte de las creencias de la región por eso hubo tanto interés”. Sin embargo, esta historia también esconde una problemática que vive el pueblo desde hace uno años. Se dice que en una vereda de Vélez que conecta el departamento con el Magdalena medio hay una casa en donde un hombre produce y empaca droga para vender en los pueblos. En el colegio de Güepsa han atrapado a varios estudiantes vendiendo cocaína y eso ha provocado una nueva ola de violencia.
Después de cazar la bruja transformada en forma de pájaro, la azotan para que al otro día puedan identificar a la persona por los moretones y marcas de los golpes en el cuerpo. Pero los resultados de las necropsias llegan a la policía justo cuando la gente del pueblo está a punto de quemar a la bruja. Las muertes no tienen nada que ver con ella, sino por sobredosis de droga.
Grabar películas que no tienen como centro la vida de las ciudades ni responden a las dinámicas de la capital le ha dado a Gaona una visión distinta del cine. Con sus producciones, le disputa un espacio a la historia desde las narraciones de la gente. “Uno cree que la memoria, la historia y el arte es importante. Pero nadie entiende realmente qué son y hacer películas en Güepsa ha generado una nueva forma de acercarse a nuestra verdadera historia. Lo que antes era marginal para nosotros, como lo ha sido el cine, se transforma en una conexión con el lugar de dónde venimos”.