La investigación que revivió la lucha de las madres de Soacha

La investigación que revivió la lucha de las madres de Soacha

Casos como el de Luz Marina Bernal fueron estudiados por una magister de la U. Central, quien resaltó que las experiencias de las mujeres en la guerra deben investigarse

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diciembre 15, 2017
La investigación que revivió la lucha de las madres de Soacha
Foto: video Youtube

Luz Marina Bernal. Madre de Soacha. Otra vez. Su hijo, Fair Leonardo Porras, 26 años, tez blanca, ojos verdes-azules, en condición de discapacidad, desaparece el 8 de enero de 2008. Cuatro días después, a Leonardo—como su mamá le llamaba— le disparan, inexplicablemente, tres proyectiles en su rostro. Luego le visten de camuflado, le llevan a una fosa común en Ocaña(Norte de Santander) y le presentan, sin pudor alguno, como comandante de las FARC muerto en combate.

Esta desgarradora historia —que marcó varios titulares de prensa nacionales e internacionales— condenó a cinco oficiales del Ejército a más de 50 años de cárcel, enredó al general Mario Montoya y obligó a que el expresidente Uribe pidiera perdón público a Luz Marina Bernal y otras tres madres de Soacha por los Falsos Positivos. Pero, también, es una historia que llevó a que Helga Natalia Bermúdez, entonces estudiante de la maestría en Investigación de Problemas Sociales Contemporáneos de la Universidad Central, se acercara a Luz Marina con el respeto y cuidado de quien entiende el dolor ajeno.

La historia de Luz Marina hizo parte de la tesis de grado de Helga Natalia: un estudio narrativo de cinco casos de mujeres colombianas víctimas del conflicto armado con quienes ha compartido durante varios años. Quería entender cómo se construye la subjetividad de estas mujeres al padecer los embates de una guerra tan dolorosa como la colombiana. Quería aplicar las herramientas que le había dado la maestría para que su trabajo de investigación fuera más allá y no terminara empolvado en los anaqueles de una biblioteca.

Helga Natalia puso a prueba el pensamiento crítico que tanto fomenta la maestría y lo aplicó en su investigación, que se inscribe en el grupo de Socialización y Violencia, uno de los seis grupos de investigación en los que puede inscribirse quien cursa este programa. Entendió que las verdades no se deben asumir sino estallar, comprender. Que el sujeto puede pensarse desde la diferencia, como lo leyó de Foucault.

Docentes como Mónica Zuleta, Dairo Sánchez, Giovanny Rodríguez y Manuel Roberto Escobar, adscritos a la maestría actualmente y en el pasado, fueron la inspiración de Helga Natalia durante su segunda etapa en la academia. Pero, además, fueron la fórmula para que la tesis de maestría de esta trabajadora social —que analiza e investiga uno de los tantos problemas sociales contemporáneos en Colombia— recibiera las distinciones de tesis meritoria y laureada. Un homenaje a la excelencia académica de su trabajo y, para ella, un homenaje a las mujeres, a sus mujeres. Un reconocimiento al pulso y sudor con el que abordó su investigación.

Helga Natalia es una de las y los 60 graduados en Investigación en Problemas Sociales Contemporáneos y ejemplo del objetivo principal de la misma en sus 11 años de historia: formar investigadores situados. Profesionales que analicen de manera crítica y creativa su entorno; que se hagan preguntas pertinentes e imaginativas; que desafíen los ‘saberes hegemónicos’; que cuestiones las razones por las cuales ocurren episodios como los que padeció Luz Marina Bernal.

Y aunque no recibió cátedras de profesores internacionales —uno de los objetivos de la maestría  para la cohorte 2018-2019 que contará con la participación en calidad de docentes internacionales como Rita Laura Segato, Catherine Walsh, Nelson Maldonado-Torres y Santiago Arboleda Quiñónez, —Helga Natalia logró, con tesón, abordar una investigación de un caso que ocho años después sigue prendiendo las alarmas: cómo Luz Marina Bernal ha luchado aquí y allá para honrar la memoria de su hijo Fair Leonardo y de los más de cuatro mil muchachos, campesinos, estudiantes que fueron asesinados vilmente por las Fuerzas Militares colombianas para presentarlos como bajas en combate con las guerrillas de las FARC y el ELN. Un episodio del que todavía hay mucho de qué hablar.

**Artículo patrocinado por la Universidad Central

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