El presente escrito no pretende estigmatizar, victimizar o atacar de ninguna manera al pueblo venezolano, es solo un análisis de la situación actual y de todos los factores que podrían desencadenar problemas o aprendizajes en nuestro país.
Para poner el contexto inicialmente, Iván de la Vega, profesor de la Universidad Simón Bolívar, con colegas y alumnos del Laboratorio Internacional de Migraciones (LIM), revela que son 900.000 los venezolanos —incluyendo los que tienen doble nacionalidad— (el 1,8 por ciento de nuestra población) los que han llegado al país en los últimos 20 años.
Es una de las olas migratorias más grandes de los últimos años a nivel mundial y la más grande registrada en la historia de Colombia. Está causada por los cambios sociales dados en Venezuela en los últimos 20 años relacionados con el socialismo (hoy en día tipificada como la “Revolución Bolivariana”) modelo económico social que ha tenido múltiples "fracasos" a nivel mundial como en Cuba, Europa del Este, China y Corea del Norte. Estas olas migratorias se han dado en tres fases, la primera debido a la globalización de la economía; la segunda relacionada con la empresas privadas expropiadas de Venezuela a la llegada de Hugo Chávez al poder; la tercera la migración de profesionales de buen nivel en busca de mejores oportunidades y la última por las tendencias económicas de los últimos años que obligaron a Colombianos residentes en Venezuela y a venezolanos en si a refugiarse nuevamente en el país.
Cuando se tiene en cuenta la cuarta ola migratoria es en donde objetivamente no se debe estigmatizar al ciudadano venezolano con expresiones como “es que esto se llenó de venezolanos“ ya que muchos de ellos son en sí colombianos regresando por las condiciones complejas del territorio.
Por eso el gobierno ha manifestado según la voz de Christian Kruger :
"Colombia se viene abriendo a la migración. El error en el que no puede incurrir la ciudadanía es en estigmatizar alguna nacionalidad. Primero, porque se tienen muchos connacionales que están en situaciones similares y cuando se estigmatiza una nacionalidad, sea cual sea, se hace algo que no nos gustaría que se hiciera a alguno de los colombianos en el exterior, como en su momento pasó en Chile. Si no se quiere que eso nos pase en el exterior, no se puede hacer lo mismo acá"
El punto de vista del gobierno colombiano es positivo frente a esta tendencia migratoria, ya que afirma que este tipo de comportamientos trae conocimiento, inversión y multiculturalidad; lo que reflejará cambios económicos y muestra a Colombia como un país comprometido con los temas de ayuda humanitaria.
Hasta cierto punto la visión es correcta, teniendo en cuenta los recursos y la legalidad con las que llegan venezolanos; pero la otra cara es la de aquellos que sin recursos y por necesidad, han actuado de formas que no son vistas “positivamente” por otros sectores del país que han tenido en cuenta los índices de criminalidad, comercio informal y prostitución. Tiene Colombia un plan humanitario que oriente la visión positiva en la situación real.
Aunque pareciera (según la percepción estadística de los colombianos ) que el gobierno ha improvisado los temas de control fronterizo, ayuda humanitaria y políticas de migración; la realidad es que durante los últimos 20 años se han tenido en cuenta los fluctuantes cambios que se han presentado en las fronteras teniendo en cuenta dos aspectos fundamentales: el refuerzo militar fronterizo a causa del conflicto armado interno colombiano y la apertura del país a la economía globalizada como un nuevo país abierto al mundo (incluyendo Venezuela) que ha modificado los temas de políticas migratorias.
Ahora bien, respecto al planteamiento de la pregunta ¿qué hay de los venezolanos que migran a Colombia? Mi objetivo es muy concreto, preguntar si: ¿existe conscientemente para el colombiano promedio una percepción siquiera histórica, económica y sociológica que ponga en contexto la presente situación de nuestros hermanos venezolanos, antes de hacer un comentario xenofobo característico del arribismo y desinterés constante hacia el prójimo que solo remarca negativamente en nuestra sociedad, como cuando nos nombran un ”Pablo Escobar” a donde quiera que vayamos?
Se puede afirmar de forma general que la la respuesta sería no, no hay la más mínima percepción para aquel colombiano con comentarios xenofobos, porque seguramente es el mismo colombiano que hace parte de ese 50,23 % que votó no al plebiscito para la paz, del porcentaje que dice no a la diversidad de género (Matrimonio gay, Adopción por parejas gay,etc ), o finalmente y de forma contradictoria quizá del mismo porcentaje de colombianos que dijo SÍ a la extensión de 8 años de un gobierno que solo exacerbó aún más la crisis en la frontera venezolana y generó una “Semi-Xenofobia” contra los hermanos venezolanos por el supuesto “Castrochavismo” invasor de la política colombiana como lo argumentan cierto sector aun hoy en día.
A pesar de este alto porcentaje de colombianos que entiende la presente situación de manera negativa, es nuestro deber como nacionales y hermanos tratar de orientar las formas de construir una paz en la que esta clase de choques culturales y muchas otras situaciones que incurren en nuestra cultura sea entendida por lo menos desde una conciencia histórica. Que se vea esta como la oportunidad de convertirnos en una verdadera sociedad abierta y comprometida con la construcción de una Colombia más activa a lo que representa este siglo XXI. Como lo afirma Freddy Castro Badillo en su publicación ¿Deberíamos expulsar a los venezolanos de Colombia? A pesar de vivir años de conflicto fronterizo debido a la soberbia de algunos venezolanos que se encargaban de recordarle a los colombianos que su país estaba en mejores condiciones, ambas partes siempre se han visto beneficiadas por hechos económicos e históricos: importaciones y exportaciones (productos agrícolas,el siempre destacado petróleo, etc), la unificación de los países en el marco de la Unasur y la intervención de Venezuela en la resolución del conflicto armado interno.
Esta vez el beneficio para los colombianos y los venezolanos puede llegar a ser más grande de lo que podemos pensar. Estados Unidos creció y continúa haciéndolo gracias a las manos e ideales de trabajadoras migrantes que hicieron y hacen parte de su propia historia. Los choques culturales promueven el cambio gracias al intercambio de ideas, la mezcla cultural y sobretodo las ganas de salir adelante para progresar y superar la adversidad. Yo creo que con las políticas correctas, una educación cultural más asertiva (cociente) de los colombianos, llegaremos a ver grandes cambios en la moda, el arte, la ciencia, la literatura y en diversidad de campos.
No podemos evitar que la xenofobia aparezca en el mundo como lo evidenciamos con Siria recientemente, pero hay cambios que aparecen, como la actitud que tuvo Alemania frente a esta situación. Ser más conscientes y sentir más empatía con situaciones tan deliberadamente complejas, todo "para que la vida no sea asesinada en primavera" como afirmó en su momento Carlos Pizarro.
Finalmente, teniendo en cuenta las cifras de colombianos que emigraron a Venezuela por mejoras en su calidad de vida frente a la situación conflictiva que vivíamos (por no hablar de otros países como España, etc.) estigmatizar a los migrantes sería el acto más hipócrita internamente, y aun más en un país donde el desplazamiento forzado marcó la historia de miles de familias colombianas.
