‘Las 18’ es el área candente en el fútbol, ese espacio donde partido tras partido los arqueros libran batallas épicas para ahogar los gritos de gol de sus adversarios, donde ponen a prueba toda su elasticidad y sus reflejos felinos, dejando la piel durante noventa minutos y algo más.
En esa zona que se hace diminuta al ojo del espectador entre más arriba de la tribuna él se encuentre, pero de dimensiones colosales cuando se vive dentro de ella defendiendo la pasión de una hinchada, de un pueblo y de un país, se batió Óscar Córdoba, veterano de mil batallas, mundialista con Colombia en 1994 y en 1998, y campeón de América en el 2001; protagonista de uno de los ciclos más prolíficos del invencible Boca Juniors, escuadra con la que se consagró ganando todo lo que se podía en ese entonces: tres torneos argentinos, dos Copas Libertadores y una Intercontinental ante nada más y nada menos que el todopoderoso Real Madrid de Casillas, Roberto Carlos y Luis Figo, además de una superliga de Turquía con el Besiktas.
Para esta entrevista revivió su paso por las 18 yardas -también conocidas como los 16.5 metros del área grande- y recibió, de frente y sin vacilar, las preguntas que le lanzamos desde diferentes ángulos. Estas son las 18 de Óscar Córdoba:
¿A qué edad empezaste a jugar fútbol?
Desde muy corta edad empecé a jugar fútbol, pero a los 13 años lo hice oficialmente. Uno en el fútbol practica todas las posiciones, no sólo en el arco. Comencé en un equipo que se llamaba Colombia 86. También jugué beisbol y baloncesto en la Liga del Valle..
¿En qué equipo estabas a tus 18 años?
Fue el momento de dar el salto como profesional y el equipo que me dio la oportunidad fue Atlético Nacional.
¿Te acordás cómo celebraste tus 18 años?
Los 18 tuve que celebrarlos como la mayoría de mis de mis cumpleaños, en una concentración: estaba concentrado para un Suramericano en Argentina, en un equipo que dirigía Juan José Peláez. Un 80 por ciento de mis cumpleaños, cuando jugaba fútbol, los viví en concentraciones.
¿Cómo se vive un Mundial de Fútbol desde adentro?
Todo lo que significa un Mundial: la preparación, el antes la expectativa de uno y del público, eso es lo que más estresa del Mundial. Luego, cuando estás en él, uno espera que las cosas salgan bien, pues el tiempo es muy corto y no te da espera para reaccionar.
Hoy, después de varios años de haberte retirado, ¿cuál es el mejor recuerdo que te dejó el fútbol?
Todo lo que sé y lo que soy me lo ha dado el fútbol, no te puedo dar un recuerdo como tal. Todos han sido buenos recuerdos para mí, por ejemplo, a mí esposa la conocí cuando jugué en Nacional.
¿Has vuelto a estar bajo los tres palos?
Todos los domingos de aplicado voy a tapar en el equipo del colegio donde está mi hijo (de 5 años). Estoy en el intercolegiado y el técnico es Mario Vanemerak (exjugador de Millonarios).
¿Qué grandes amigos te dejó el fútbol?
Carlos Gutiérrez, Mauricio‘Chicho’ Serna, Jorge Bermúdez y Ricardo ‘Gato’ Pérez. El hecho de tener negocios en común con Jorge y Mauricio ya nos hace muy cercanos. Con Carlos es un tema más de amistad, el viene a Bogotá y me llama; y el ‘Gato’ es vecino mío en Bogotá, así que mantenemos una muy buena relación.
¿Qué es lo mejor que tiene la Selección Colombia en la actualidad?
El grupo de jugadores es de mucho nivel, jugadores que nos han demostrado su profesionalismo: Falcao, James… muchachos que están demostrando que el jugador colombiano tiene un plus.
¿Recordás el mejor gol que te convirtieron fuera de las 18?
Hay varios: el que me hizo Pedro Manuel Olaya, jugando para el Bucaramanga, y el que me hizo Gheorghe Hagi en el Mundial de Estados Unidos: para nosotros es un mal gol, pero para los rumanos es el gol más importante que han hecho históricamente.
¿En tu vida te han sorprendido fuera de ‘las 18’?
Sí claro, a todos, el que diga que no lo han sorprendido está mintiendo. Recuerdo una vez que me dieron plata para el ‘estrén’ y yo la utilicé para comprarme unos guayos. Lo primero que hice cuando llegué a mi casa, fue ponerme los guayos en el patio y mi mamá me castigó, me mandó a cambiarlos y me dijo que me tenían que devolver la plata para comprar la ropa del 24 y del 31 de diciembre. Obviamente en la tienda no me los cambiaron, pero mi papá me dio la plata para el ‘estrén’. (Risas)
¿Qué consejo le das a los jóvenes de 18 años que inician y ven en el fútbol una profesión?
La educación. El porcentaje de jugadores que llegan al fútbol profesional es muy corto. Mi consejo es no dejar de lado la educación, pues cuando uno se dedica o aspira a cumplir su sueño, el porcentaje de personas que lo cumplen es muy corto. Además, para jugar también se necesita mucha concentración y la educación es la que te da ese plus.
¿Cómo te ves en 18 años?
Me veo tranquilo, alegre, compartiendo con mi familia, con mi hijo que tendría 23 años y mis hijas.
¿Qué significa Cali para Óscar Córdoba?
Cali es mi ciudad, la ciudad que me vio nacer. Yo vivía en Los Cámbulos, eso me permitía estar muy cerca del complejo deportivo y por eso me dediqué a practicar tantos deportes.
¿Qué es lo que más se extraña de Cali cuando se está en el exterior?
La familia, las reuniones familiares: tengo una tía que cocina muy valluno y cuando estoy allá, nos reunimos en su casa a comer donde la tía Socorro.
Un plan para hacer en Cali…
Visitar a la familia y salir con ella. También recuerdo cuando iba a los conciertos del Rumbódromo con mis primos todos los 28 de diciembre. Nos reuníamos y nos íbamos para allá.
¿Has pensado en volver a vivir en Cali?
Tengo unos negocios en Bogotá. Por el tema que manejamos, la mejor plaza es Bogotá, hay más posibilidades y oportunidades. Por ahora voy a estar en Bogotá, veremos en el futuro si vuelvo a la Cali.
¿A qué estás dedicado en este momento?
Estamos en el marketing deportivo, eventos con empresas a nivel interno, dictamos charlas en Bogotá con muchas empresas. En Cali esto no se está ponderando como debería.
¿Cómo ves a Cali a la distancia?
He visto que muchos inversionistas extranjeros están mirando a Cali, lo que es el Mío, las obras de infraestructura que le están dando una mejor cara, la gente que promueve ese civismo que nos caracterizó durante muchos años, ese respeto por el vecino.