La Navidad marca el inicio de un periodo de celebraciones en las que son habituales los excesos. Pero no haría falta renunciar totalmente a algunos bocadillos de la época por temor a los kilos demás, si nos mantenemos activos físicamente. Lo importante es no dejar de moverse y de practicar moderadamente algún deporte. Las vacaciones son para el estudio o el trabajo, no para el cuerpo en ejercicio. En este época es indispensable moverse un poco más, ya que los riesgos son mucho más altos por el tipo de comidas tan comunes y cargadas en grasas, harinas, dulces y todo el exceso de calorías, la mayoría malsanas.
Hay que alertar sobre el consumo de alcohol. No solo es tóxico para la mayoría de sistemas del organismo con un gran efecto acumulativo; es además "hipercalórico". Un gramo de alcohol aporta casi el doble de kilocalorías que uno de dulce y azúcares en general. Consumir bebidas alcohólicas en esta época puede ser arma de triple filo, ya que además de que genera grasa, intoxica, los efectos en el comportamiento humano son desastrosos.
Por ello es obligatorio tener en cuenta algunos trucos para mantener la línea y disfrutar prudentemente de ciertos placeres gastronómicos navideños. Veamos:
- No usar salsas aceitosas y ricas en grasas para acompañar los platos.
- Condimentar las comidas con hierbas (perejil, estragón, tomillo, laurel), especias aromáticas (canela, curry o azafrán) y prepara aliños con cebolla, ajo, limón y vinagre.
- Evitar las frituras. Las carnes y los pescados deben guisarse con aromas y poco aceite.
- Usar poca sal y reducir la ingesta de productos con alto contenido de sodio (quesos añejos, carnes curadas y pescados ahumados). La sal favorece la retención de líquidos y es poderoso cáustico, en exceso en el sistema digestivo.
- Beber un vaso de zumo de frutas sin azúcar (naranja, mandarina, limón o lima) antes de comer, ya que ayuda a reducir el apetito.
- Introducir muchas frutas y verduras crudas o cocidas. Además de aportar nutrientes esenciales para el organismo, aportan pocas calorías y dan sensación de saciedad.
- No olvidar beber cierta cantidad de agua al día; media hora antes de las comidas, y dos horas después. De esta manera se facilitará la digestión, se combate el estreñimiento y se ayuda en la eliminación de toxinas del organismo.
- Si en los menús navideños no se puede prescindir de ingredientes muy grasos como salsas, se puede intentar utilizar productos bajos en calorías.
- Hay que tomarse tiempo para comer y masticar muy bien los alimentos. Después de la cena hay que procurar que pase el tiempo suficiente para hacer la digestión antes de acostarse.
- Al terminar de comer no es conveniente quedarse en la mesa. Es recomendable levantarse y dar un buen paseo de al menos 15 minutos a paso moderado. Además de reducir la angustia y la ansiedad, caminar activa el metabolismo y ayuda a mantener los kilos a raya.
- Hay que limitar al máximo el consumo de alcohol, nunca sobrepasarse. Además del riesgo, cada gramo de alcohol representa más de siete kilocalorías que engordan el cuerpo con grasa pulpa que va directo a taponar las arterias con enorme riesgo de infarto, que puede ser mortal.
En todo caso lo esencial es no dejar de moverse, de lo contrario en el nuevo año el peso de la conciencia (y del cuerpo) será muy grande. Fin de año y Navidad hay que compartirlo con “la prudencia que hace verdaderos sabios “ y apelando a “la sapiencia suma del Dios soberano”.
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