Es posible que la historia de violencia, desigualdad y pobreza de Colombia arroje el nefasto fenómeno narcotráfico. En la última década, la temática del narcotráfico protagonizó más de siete producciones audiovisuales.
En la vida real, los narcos son sanguinarios, temidos, pero en la cotidianidad cuando se muestran a manera de personajes televisivos adquieren el estatus de héroes y luchadores, tildándose de ídolos.
El fenómeno de las narconovelas comenzó hace 10 años en Colombia como un esfuerzo de Caracol y RCN para mostrar la realidad del país. Las tramas en torno al tráfico de drogas y crimen organizado se implantaron rápidamente como éxitos.
No todas estas producciones son basadas en hechos reales, tampoco en personajes reales, pero todas exponen lo peor y más cruel del narcotráfico, hasta el punto que algunas de estas producciones sirven como un documento "histórico" que creó nuevos ídolos para parte de la comunidad latina.
Estas producciones se concentran en contar la "historia" del llamado país de narcos, tanto así que Roberto de Jesús Escobar Gaviria, hermano de Pablo Escobar fundó en 2014 la empresa Escobar Inc. Realizando el registro de "los derechos de sucesor en intereses" en torno a su hermano en California, EE. UU. En la actualidad denunció a Netflix exigiendo 1.000 millones de dólares por, supuestamente, usar sin su permiso la figura de su hermano para la grabación y el argumento de la serie Narcos.
Las primera producciones sobre el crimen organizado y el tráfico de drogas en Colombia fueron entregadas en forma de películas como Perro come perro o María llena eres de gracia, que en su momento se consideró eran fuertes al mostrar una cruda realidad. Estas dieron pie a la transformación de los productos audiovisuales a la pantalla chica en formato de telenovela.
Distintas producciones han marcado un hito histórico en la televisión colombiana empezando con La viuda de la mafia, que le dio paso a producciones de interés internacional como El capo, primera novela transmitida en televisión nacional en formato cine. Después de esta se encuentran producciones con libretos conjuntos como Sin tetas no hay paraíso, producción colombo mexicana; El cartel de los sapos producción conjunta con Fox; Los tres caines, novela que expone un poco de la realidad paramilitar colombiana; y una de las novelas más polémicas y con más quejas en la historia colombiana: Escobar el patrón del mal.
La constante trasformación de estas producciones llega hasta el último lanzamiento: Alias J.J, producción colombiana, realizada por Netflix, que trata sobre la historia del reconocido jefe de sicarios de Pablo Emilio Escobar, John Jairo Velásquez Vásquez, quien se jacta de ser la memoria histórica de Medellín y Colombia.
En el país de los narcos, como fue llamada Colombia hace unos meses por un diario español, poco se conoce de libros sobre la cruel historia del narcotráfico, pocos padres se toman la ardua tarea de explicar la realidad de desplazamiento campesino o el por qué a los colombianos se le pregunta por drogas. Tampoco, sobre las consecuencias de desear la vida que muestran estas novelas, el dinero fácil y la vida alegre sin importar el costo.
Por lo tanto la memoria del país está siendo contada con estas producciones de alto rating, alcanzando 16.0 en la escala nacional, como lo fue escobar El patrón del mal, la cual fue producida como novela-documental, teniendo anexos de imágenes reales de la historia del famoso llamado "Robín Hood criollo". Es tanta la acogida de estas historia colombianas que se han adoptado comportamientos propios de las producciones. Por ejemplo, para una mujer no es raro escuchar "que sin tetas no hay paraíso" o para la persona que quiera tener un poco más de tiempo no es extraño decir "deja miar al macho". Como diría John Jairo Velásquez "esto es cosa de locos" y parte de la historia colombiana está siendo contada en las pantallas.