En Calabria, al norte de Italia, después de los Morabito, no hay un apellido que genere mayor respeto y temor que el de los Mancuso. En la provincia de Vibo Valenti, no se mueve una hoja sin que lo sepan Diego, Francesco y Cosme Mancuso. El clan no pertenece a la Cosa Nostra o a la Camorra sino a una organización aún más sanguinaria y poderosa conocida como La ‘Ndrangheta. Son familiares del paramilitar Salvatore Mancuso,
Es una organización antigua. Su origen se remonta al siglo XV en Toledo España y cien años después ya había echado raíces en Calabria. Su nombre viene del griego andragathos que significa hombre valiente. A diferencia de las otras mafias, que se basan en la obediencia a un Capo, esta es una organización completamente familiar y en donde respetan a raja tabla su principal mandamiento: no delatar al padre, al tío, al sobrino. Las colaboraciones con la justicia no existen dentro de la ‘Ndrangheta.
Para nutrir sus arcas no se conforman con el contrabando, el narcotráfico o los juegos de azar. El secuestro, la extorsión y el bandolerismo los transformaron rápidamente en uno de los enemigos más enconados del estado italiano. Sin embargo, dentro de Calabria, hay gente que admira a los Mancuso. Allí donde el Estado falla aparece el clan invirtiendo millones de euros en salud, en construcción de hoteles nuevos para el turismo que crean cientos de empleos. En la década pasada los Mancuso incluso llegaron a ser más poderosos que los mismos Morabito. Uno de sus familiares ayudó, desde Colombia, a cimentar ese poder.
Cuando Salvatore Mancuso la cabeza del Bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia, la ruta de los embarques de cocaína tenían un destino: Calabria. Reactivó entones los contactos con sus ancestros y fue muchos los millones que se metieron al bolsillo del lado y lado del Atlántico
Tanto es asi que hasta Roberto Saviano, autor del famoso libro Camorra, que escribió tras diez años de inmersión en la mafia siciliana, se refirió a él. Contó que un narco le confesó, mientras caminaban en una playa de Salerno, que Salvatore Mancuso “comandante de un ejercito guerrillero” e hijo de un inmigrante italiano radicado en Montería, Colombia había ayudado a inundar Italia de coca y a cimentar el poder de la ‘Ndrangheta en todo el país. Según el observatorio Eurispes, la organización facturó 44.000 millones de euros en el 2007, sin hablar de los millones que rodaron en los años previos cuando los paramilitares estaban en la cúspide antes de la negociación con el gobierno de Alvaro Uribe en el 2004.
Los rumores empezaron a despertar las sospechas de las autoridades italianas y norteamericanas. Ese año aparece el informe Galloway Tiburon de la Dirección Antimafia de Regio Calabria. Salvatore Mancuso ya había sido extraditado a Estados Unidos pero la Procuraduría de Catanzaro tenía las pruebas de que Mancuso, tras las rejas, seguía traficando. Llegaron a Colombia magistrados italianos buscando desentrañar la red. Lo lograron, al menos en parte.
La primera operación que develó la cooperación entre la mafia colombiana y la calabresa fue la Operación Decollo en donde la Policía Nacional, en estrecha colaboración con la de Francia, Italia, Australia, España y Holanda, desmantelaron una red que movía cerca de 30 mil millones de euros al año y en donde se señalaron a los paramilitares de Córdoba como los enclaves de la red en Colombia. Se habló incluso directamente de Salvatore Mancuso como el artífice de la operación pero unas semanas después la información fue desmentida porque supuestamente se trataba de un homónimo del jefe de las autodefensas.
Lo que si se comprobaría meses después, gracias a Santos Scipione, un informante que logró infiltrar la inteligencia italiana y que se ganó rápidamente la confianza de Mancuso, gue la responsabilidad del comandante para de haber enviado a Italia 400 millones de Euros en Cocaína. El contacto clave de Mancuso era Giorgio Sale, un empresario italiano de la entraña de la ‘Ndrangheta. En el 2003, dos años antes de someterse a la ley de Justicia y Paz, Salvatore Mancuso le entregó a Sale $3.000 millones de pesos para montar en Barranquilla L´¨ Enoteca, un restaurante italiana que cogió prestigio y abrió luego sucursal en Cartagena. A través de Sale también armó la red de almacenes Made in Italy en Barranquilla, Cartagena, Medellin, Cali y Bogotá con un oferta de ropa italiana a precios mas que competitivos. LÉnoteca se convirtió en el lugar de encuentro de políticos, funcionarios públicos, magistrados, empresarios y personajes de la farándula que disfrutaban no solo de los ingredientes importados sino de una suculenta cava con vinos europeos, principalmente italianos.
Todo se derrumbó el 22 de noviembre del 2006 cuando L’Enoteca fue allanada por la policía y, dos semanas después, se comprobaba que Giorgio Sale y sus hijos pertenecían a la ‘Ndrangheta. Sus sucursales en Cartagena y Barranquilla y el almacen Made in Italy que estaba en Bogotá fueron incautados por estupefacientes. Por las grabaciones que tenía la Fiscalía se comprobó la vinculación de la mafia calabresa.
En una de ellas, del 16 de octubre del 2003, Giorgio Sale, desde el Hotel Pratesi de Roma, le envía un mail a Mancuso en donde quedaba claro el vínculo. Luego la policía se apoderó de un mensaje de texto de Stefano Sale, su hijo, en donde le aconseja no meterse con un personaje tan oscuro. Sale no lo escucha y siguiendo ordenes de los capos superiores sella el pacto con Salvatore Mancuso que vive en Montería. Uno de los argumentos en los que confiaba Sale del buen viento que podía tener su alianza reluce en una de las conversaciones con David, su otro hijo, grabadas por la Fiscalía italiana: “Él (Mancuso) está al final del proceso de paz, seguramente después le darán un par de años preso y luego se viene a Italia”. Y más adelante agrega: “Él debe preparar la casa, tenemos una gran oportunidad... pero yo no puedo trabajar gratis”. Sale fue condenado en el 2007 pero solo pagó cárcel hasta el 2011. En el 2015 murió en el humilde apartamento de una amiga en Cartago Valle. Mancuso, desde el 2008, fue extraditado a los Estados Unidos en donde aún espera sentencia.
Sale fue apenas uno de los vasos comunicantes que usaron las AUC en Colombia con la mafia Italiana. El investigador Giovany de Chiara descubrió que la ‘Ndrangheta se ha movido con relativa tranquilidad por el país desde el año 2001 sobre todo en Córdoba, Bolívar y Magdalena. Desde ahí se mandaron toneladas de cocaína a través de la ruta Venezuela-Africa-Europa.
La extradición de Mancuso a Estados Unidos no fue el final de la ‘Ndrangheta en el país. Varios fiscales italianos han afirmado que por lo menos 25 capos se mueven con libertad en Colombia. Entre el año 2010 y 2013 cayeron 41 italianos en territorio nacional sindicados pertenecer a algún clan mafioso.
Entre octubre y noviembre del presente año el ejército y su operación Agamenón mantienen en vilo al Cartel del Golfo. Le han decomisado cerca de 60 toneladas de Coca por un valor cercanos a los USD$ 200 millones. Buena parte de ella iba para la mafia Calabresa quien sigue manteniendo la puerta abierta en Europa para la coca colombiana y donde la huella de los Mancuso sigue viva.