Es normal que cuando se presenta una propuesta de gobierno desde la izquierda, en las redes sociales se le critique diciendo que si se le apuesta a esa forma de gobierno terminaríamos como Venezuela o Cuba. Lo que no tienen en cuenta quienes hacen esas afirmaciones es que las limitaciones económicas de esos países no son consecuencia de las políticas progresistas de la izquierda, sino que son, en gran parte, el resultado del hostigamiento que han tenido que padecer estos países por parte de EE.UU.
En un breve texto se Slavoj Zizek, titulado Una aclaración con respecto al populismo, el filósofo esloveno documenta el patrón que sigue EE.UU. cada vez que un país latinoamericano decide apartarse de la política establecida por el hegemón norteamericano. El primer ejemplo que presenta es el de Chile en la época de Salvador Allende. En ese entonces la CIA, al mando de Richard Helms, urdió un plan para que “la economía chilena gritara de dolor”. Dicha estrategia, tal como la reseña el portal de la BBC Mundo, consistía en bajar el precio internacional del cobre, lo cual traería como consecuencia una desestabilización de la economía chilena.
EE.UU. usó una estrategia similar contra Venezuela, durante el gobierno presidido por Hugo Chávez. Esto se sustenta con las declaraciones que dio a Fox News Lawrence Eaglegurger, quien fuera el Secretario de Estado de Estados Unidos. Este importante político señalaba que la popularidad que tenía el líder venezolano solo se mantendría si la economía iba bien, por ello consideraba que era tarea del país del norte hacer todo lo posible para que la economía de Venezuela fuera en picada, pues de esa manera el movimiento bolivariano dejaría de ser apoyado por la población.
Por supuesto, el tercer ejemplo es Cuba. Todos sabemos que, como retaliación a las expropiaciones que hizo el gobierno revolucionario de Fidel Castro, EE.UU. le impuso a la isla un devastador bloqueo económico. A pesar de semejante lastre, Cuba ha logrado lo que los demás países que siguen fielmente a EE.UU. no han podido conseguir: ha erradicado la malnutrición infantil, tiene también un excelente nivel de educación y un cubrimiento en salud que cualquier otro país envidiaría.
Estos tres ejemplos de lo que EE.UU. le hace a los países que buscan dejar de ser su patio trasero, es lo que me hace pensar que no es a la izquierda progresista a lo que Colombia le tiene miedo, sino a la venganza de EE.UU.