Mariela tiene ahora dos cosas que le dan tranquilidad: su bebé de un año y el salvoconducto de combatiente anmistiados. La fuerza de sus brazos delatan el trabajo que durante 28 años hizo en el Frente de la Sierra Nevada en el Caribe colombiano: fue mulera.
Aprendió a manejar bestias en la parcela donde vivió de niña con su familia en la Jagua de Ibirico en el Cesar, de donde salió a empuñar las armas en el mismo frente donde combatió con Simon Trinidad. Fueron miles las mulas que arrió cargadas de bultos de alimento para llevar provisiones hasta lo alto de la Sierra Nevada de Santa Marta donde paso los últimos años de la guerra dura acorralados por él hambre y el ejército en los tiempos de la Seguridad democrática del gobierno Uribe.
Mariela esta de regreso a los quehaceres campesinos en el espacio territorial de Pondores, al lado de Joaquin Gómez, en el sur de La Guajira. Cría sola su bebé Desiré y del grupo, ahora Partido FARC, donde hizo su vida, no se piensa separar pase lo que pase. Ahí se quedará, en las buenas y en las malas.