En un rumbeadero lleno de personas eufóricas gritas ¡fuego! y provocas una avalancha en la que 9 u 11 personas se van al cielo y 15 o 20 a la clínica. Aunque todo sea una mentira, a efectos prácticos es lo mismo que si hubiera habido un incendio terrible.
Generalmente, el que da la voz de alarma se encuentra cerca a la salida de emergencia. Aunque no siempre, a veces, la primera víctima de una broma pesada es el propio bromista, un individuo que no tenía nada que hacer, un idiota. En ocasiones se trata de un tipo que sueña desde niño con una catástrofe de la que él rescataría, al tiempo de meterles mano, a todas las mujeres desmayadas. Vivimos rodeados de gente peligrosa, en fin, de catastrofistas profesionales y bomberos vocacionales. Casi siempre son los mismos. Por la mañana muy temprano prenden el fuego y por la tarde se ofrecen para apagarlo. Afortunadamente, no todos tenemos la misma predisposición para escapar entre un montón de gente.
Aquí en Colombia llevamos años gritando ¡fuego! desde los noticieros, la radio y los periódicos sin que se haya producido asombrosamente ninguna avalancha asesina. Lo más difícil que hacen los empleados es situar las salidas de emergencia (como las azafatas en los aviones) por si las moscas. Está la caída del petróleo y el alza del dólar, desde luego, pero esos movimientos fluctuantes son de cálculo, no de miedo. El año pasado, en plena crisis petrolera, los vendedores y compradores de acciones doblaron sus capitales. Por la mañana, mientras se afeitaban o se maquillaban, gritaban ¡fuego! y a las dos de la tarde recogían los beneficios y las utilidades del incendio ficticio. Significa que en la bolsa, aunque no se haya dicho suficientemente alto ni suficientemente claro, el año pasado se ganó mucha plata. Y quienes estén comprando esta semana a la baja y en medio de la incertidumbre volverán a forrarse en dinero a costa de nuestro miedo. Así que cuando alguien grite ¡fuego! Por favor conserve la calma, sobre todo si ese mismo idiota que ha gritado ¡fuego! se ofrece más tarde como bombero…