¿Qué se puede hacer en Colombia con $40.000 millones?, ¿cuántas viviendas de interés prioritario?, ¿cuántos puestos de salud?, ¿cuántas aulas escolares?, ¿cuántos acueductos rurales?, ¿cuántas vías terciarias se pueden construir con ese “dineral”?
Una vivienda VIP (vivienda de interés prioritario) cuesta entre 50 y 70 salarios mínimos, lo que implica que con $40.000 millones se podrían construir aproximadamente 1000 viviendas con todo su urbanismo o una Ptar (planta de tratamiento de aguas residuales) para solucionar el problema de aguas residuales de una población cercana a los 140 mil habitantes o ejecutar la pavimentación de 50 kilómetros de vías.
Colombia vivirá este domingo una consulta que solo busca alimentar el ego de dos candidatos, Humberto de La calle y Juan Fernando Cristo, que no lograron ponerse de acuerdo. Uno que tiene cierta esperanza de llegar a la primera vuelta presidencial y el otro que escasamente podría repetir Senado si vuelve a aspirar.
Humberto de la Calle, el autor intelectual de los acuerdos entre el gobierno y las Farc y quien terminó hablando el mismo discurso “fariano” de la justicia social que esboza el hoy partido político (entrega y sacrificio personal por lograr los cambios que liberen a Colombia de siglos de opresión, de humillación y privaciones), olvidó la doctrina que durante años defendió el Cuba.
Cristo, quien con su publicidad hace honor a su apellido, pero que contrario a Jesucristo, quien es el principal defensor de los derechos a la vida y los demás derechos humanos, no piensa en los pobres y desamparados como si lo hizo el hijo de Dios.
Para terminar con esa lucha de egos de estos hijos del liberalismo los empresarios de la rumba tendrán inmensas perdidas por ley seca y quienes disfrutamos del fútbol tendremos un domingo frío y aburridor.
Y algo más. Quienes incumplan con la obligación de jurado de votación tienen consecuencias graves. Por ejemplo, si un servidor público decide no ir al puesto de votación asignado o abandonarlo será destituido.
Lo que se pudo definir con un tinto, que puede tener un costo en la mejor cafetería $10.000 o un almuerzo en el mejor restaurante en el que se invertirían $90.000, nos cuesta a los colombianos $40.000 millones.