Los caminos políticos del paisa Juan Manuel Valdés y el Secretario de la Presidencia, Alfonso Prada, han ido en paralelo. Valdés se graduó como comunicador de la Universidad Pontifica Bolivariana, pero siempre le coqueteó al poder. Y arrancó por la puerta grande con el sector empresarial en Medellín: Proantioquia. Fue desde 1996 y durante siete años coordinador del área de educación de esta organización que reúne al empresariado antioqueño cuando la presidió J. Mario Aristizábal, presidente de Conconcreto. Por este camino se acercó, como lo hizo el sector empresarial antioqueño, a Sergio Fajardo, y terminó nombrado subsecretario de educación, cargo en el que estuvo poco tiempo pero fue la ruta de entrada al sector público.
La llegada a Bogotá fue en 2005 vía el movimiento Por el país que soñamos de Enrique Peñalosa. En Antioquia con Fajardo, en Bogotá con Peñalosa, se movió en esas dos aguas que confluyeron en la candidatura presidencial de Antanas Mockus en 2006. Juan Valdés avanzó y además cosechó un nuevo padrino político: Alfonso Prada.
Prada era el principal alfil de Enrique Peñalosa en Bogotá y su puntal en el Consejo desde donde lideraba la oposición contra el alcalde Lucho Garzón. Así pavimentó su ascenso político de la mano suya. En ese mismo movimiento y escenario del cabildo distrital se iniciaron también en la política el exdirector de Planeación Simón Gaviria y el actual Ministro de las TIC’s David Luna, quienes lograron llegar a la Cámara en 2006, no así Juan Valdés quien entró segundo a las listas del senado, pero los votos no alcanzaron siquiera el umbral y se hundió el propio Peñalosa.
La palanca de Peñalosa le resultó efectiva y gracias a su recomendación Valdés llegó al Ministerio de Educación a comienzos cuando Cecilia María Vélez, quien venía de ser la Secretaria de educación distrital, permaneció en la cartera después de la reelección de Álvaro Uribe en el 2006. Fue nombrado gerente de planeación del Ministerio de Educación y del Plan decenal de Educación. Se trató de un paso efímero porque después de escasos siete meses regresó para unirse a la alcaldía de Sergio Fajardo en la Secretaria de cultura ciudadana, un espaldarazo fundamental para continuar su recorrido político, ahora bajo las toldas de la Alianza Social Independiente que avaló la primera candidatura de Fajardo.
Logró ser elegido Representante a la Cámara por este movimiento y fue allí en el Congreso del 2010 donde se reencontró con su amigo de los tiempos del Peñalosismo bogotano. Prada había logrado la curul por el Partido Verde al que se había unido Peñalosa para respaldar la candidatura presidencial de Antanas Mockus, junto a Lucho Garzón y Sergio Fajardo.
Si en algo se parecen Valdés y Prada es en la capacidad de acomodarse políticamente. Prada se sacudió del Peñalosismo para acompañar a Juan Manuel Santos desde el Congreso como parte de la Unidad Nacional. Luego apoyaría, al igual que Valdés, a Santos en su campaña reeleccionista de 2014 y arrastró en su nuevo destino junto a Santos a su amigo. Una decisión que terminó bien premiada con uno de los más apetecidos cargos del gobierno: la dirección general del Sena. La entidad más querida por los colombianos pero a su vez un botín burocrático y presupuestal de $ 3 billones que al parecer Prada aprovechó hasta los límites.
Llegó en 2014 para reemplazar a Gina Parody, quien había sido promovida como Ministra de Educación. Prada nombró en uno de los cargos directivos de la entidad a su amigo Juan Valdés: la dirección del Sistema Nacional de Formación para el Trabajo. Un puesto clave para la presencia del Sena en las regiones y que resultó importante, como se ha sabido por denuncias posteriores, en la campaña por el Plebiscito por La Paz en el que estaba comprometido a fondo el gobierno y luego en las tareas del posconflicto. A todas luces era la mano derecha del director.
Tanto así que una vez Alfonso Prada fue nombrado Secretario general de la Presidencia en marzo de este año, un cargo crucial para el Presidente de la República, le pidió a Valdés que lo acompañara. Su tarea fue servir de enlace entre la Casa de Nariño y el Congreso desde la dirección de Asuntos Políticos de la Presidencia, el puesto clave desde donde se maneja la mermelada, es decir la clientela y el direccionamiento de los cupos indicativos para asegurar los votos de los congresistas en el trámite legislativo que en el difícil escenario de la implementación de los Acuerdos adquiría una mayor relevancia aún.
Las denuncias surgidas a raíz del destape del presunto manejo irregular de la identidad en tiempos de Prada por parte de la saliente directora María Andrea Nieto, han puesto en evidencia un comportamiento non-sancto por parte de distintos funcionarios de la entidad, incluido Juan Valdés, que puede rayar con el código penal. La última sindicación, en el que la denunciante en La W Radio aportó un video que devela corrupción al interior de la entidad. Este muestra la entrega de dinero, equivalente al 10% de su sueldo, a Gloria Quintero, asesora de confianza de Valdés, quien aún está en la entidad, y que según la denunciante, su jefe Juan Valdes estaba al corriente de la turbia movida, por decir lo menos. De resultar cierto, la situación judicial del director de asuntos políticos de la Presidencia estaría seriamente comprometida.
Los procesos judiciales y disciplinarios han comenzado por su jefe Alfonso Prada, quien deberá responder este 17 de noviembre ante la Procuraduría a un primer interrogatorio. Las denuncias de su sucesora María Andrea Nieto por presuntas irregularidades en contratación de distintas obras ya fueron presentadas en la Fiscalía, y con las denuncias radiales que muy seguramente escalarán a los estrados judiciales, el panorama parece estársele enturbiando a los dos, especialmente por la responsabilidad de los cargos que ostentan en la Casa de Nariño, en una oficina que opera exactamente al lado del Presidente de la República donde la probidad debe mandar.