La primera vez que me encontré con el grupo Los Carpinteros de Cuba fue en la Bienal de Documenta en Alemania. La sorpresa fue monumental porque en su arte colectivo no encontraba una definición correcta. La primera que pensé fue en pervertir el orden. Desinformar sobre la imagen, reconstruir la forma, trasformar la realidad. En realidad era y aún sigue siendo un trabajo interesante y disidente que se presenta en el Museo Miguel Urrutia en el Banco de la República con una retrospectiva hasta el 29 de enero y en Nc-arte hasta el 27 del mismo mes. Llegaron los grandes de América Latina en el momento justo.
En el grupo trabajaron tres: Dagoberto Rodríguez que nació en 1969 en Calbarién Marco Antonio Castillo ( 1969) en Camaguey y Adré Arechoea ( 1970) que dejó al grupo en el 2003. Todos estudiaron en el Instituto en Eternidad.
Foto: Ana María Escallón
Cuba y sus grandes creadores. Los Carpinteros, obviamente, no vivieron Misiles en 1962 pero sí el desencanto de una sociedad rumbo a la pobreza, sin aspiraciones ni utopías. Dagoberto Rodríguez anota en una entrevista que su generación está marcada por el absolutismo de una revolución socialista, que ha sido difícil de vivir porque no se puede olvidar el hecho de que aún no se conoce el objetivo. En un texto de Ana María Magaly anota: “Son rupturas, fracturaciones, declives, que están visualmente determinadas por un entorno visual. Donde Cuba tiene argumentación interna en la ciudad, de una externa del exilio y hasta fragmentos más íntimos de los rituales.
El grupo tuvo se apogeo en los años ochenta pero se disparó. El curador Jean Hoet (1995) abrió el arte a los cuatro continentes en la Bienal de Documenta y todos los artistas empezaron a experimentar la globalización, el nomadismo artístico y la transterritorialidad de las ideas.
En el Mamu- Museo de Arte Miguel Urrutia hay una extraordinaria retrospectiva cuyo título es La cosa está Candela”, donde se encuentran desde fotos de neón, enormes “clavos torcidos” por el uso, “sala de juntas” donde explotan y construyen un escenario o derriten tambores del ritmo negro de su isla.
Foto: Ana Clara Pina Luz
En Nc arte se presenta la reconstrucción de un viejo presidio opresor de almas en una barca de Noé con libros para regenerar el alma.