Como era de esperarse, las Farc han postulado su candidato para sustituir a Juan Manuel Santos en la casa de Nariño, lo que no era de esperarse es que fuera tan prematuro, es decir, sin haber pasado por la Justicia Especial para la Paz y sin que la nación hubiera digerido el proceso.
No es que esté en contra del desarme de la guerrilla de las Farc, antes, por el contrario, celebro su dejación de armas y que puedan participar en la contienda electoral, que puedan competir con garantías y que se les permita tener dicha participación, pero últimamente han tenido salidas desacertadas que han generado más rechazo hacia dicho grupo ahora político.
Primero, colocan nuevamente el nombre al partido político, revictimizando a muchos colombianos que padecieron a manos de la guerrilla antes en mención. Este es un mensaje negativo a la sociedad y la recordación que genera es de terror. Debían ser un poco más estratégicos si querían generar un impacto positivo y ganar cada día espacios ciudadanos y de participación política sin armas. No contentos con eso, le hacen en estos momentos un favor a aquellos de la extrema derecha que utilizan la política del miedo para ganar adeptos y lo hacen lanzando una candidatura que le va a costar al país que está esperanzado en que sea gobernado por un proyecto alternativo, en alguien que represente la política transparente y que no esté salpicado con hechos de corrupción.
La candidatura a la presidencia de Timochenko lo que ha ocasionado es que los proyectos alternativos que tanto bien le harían a Colombia se debiliten, alejándolos de una posibilidad real de poder, ya que una de las estrategias a utilizar por los del establecimiento es aludir a sus viejas mañas de relacionar a todo lo distinto a ello con las Farc y lo harán porque estos últimos no son respetados ni queridos por la mayoría de los colombianos. Basta con ver los resultados del dos de octubre del año pasado donde las mayorías ganaron el plebiscito. De hecho, un ejercicio sencillo y que quizás sirva como medidor es leer los cientos de comentarios en las redes sociales donde a muchos de los candidatos diferentes a quienes nos han gobernado por muchos años ya los tildan de socios de las Farc y hasta se han atrevido a decir que si gana un proyecto alternativo, las Farc tendrán algún ministerio.
El país se sigue polarizando y con esta nueva salida en falso se ve más lejos un proyecto de nación que logre reivindicar los derechos de las mayorías. Que primero pasen por la JEP y luego que la misma justicia determine quiénes pueden participar en la contienda electoral.
